miércoles, 31 de diciembre de 2008

I. LA URBE SOCIALISTA Y LA CIUDAD DEL PORVENIR

Transcripción : Pedro Pariona M.


RUSIA EN 1931
Reflexiones al pie del Kremlin

César Vallejo Mendoza



I. LA URBE SOCIALISTA Y LA CIUDAD DEL PORVENIR

Si el arribo a Moscú es por la mañana y viviendo del Norte, la ciudad queda a lado y a dos piernas, con el Moscova de tres cuartos. Si la llegada es por la tarde y viviendo del Oeste, Moscú se pone colorado y los pasos de los hombres ahogan el ruido de las ruedas en las calles. No sé cómo será la llegada de Moscú por el este y al mediodía, ni cómo será el arribo a medianoche u por el Sur. ¡unas lastima! Una falta geográfica e histórica muy grave. Porque para “poseer” una ciudad certeramente, hay que llegar a ella por todas partes. Si Paúl Morand hubieran así procedido en Nueva York, El cairo, Barcelona, Roma, Bombay, sus reportajes no sufrirían de tamaña banalidad.Esta vez llego a Moscú al amanecer. El tren viene de Leningrado y es en los comienzos del otoño. Un kulak y dos mujiks viajan en mi compartimiento, que aun siendo de tercera clase, lleva, cuatro camas, como un camarote. En Rusia, tanto los pasajeros de “pullman” como los de tercera, disfrutan de una cama ferroviaria. Porque el “pullman” existe actualmente en Rusia. “¿cómo?” - se preguntan las gente en el extranjero- ¿Subiste la división de clases y las categorías económicas en los ferrocarriles soviéticos?... ¿ Cuál es entonces la igualdad introducida por la revolución?... En país donde impera la justicia y donde no hay ricos ni pobres, tampoco en estas exclamaciones se padece de dos errores. En primer lugar, ya se yerra al suponer que la igualdad económica puede producirse y reinar, de la n oche a la mañana, por un simple decreto administrativo o por acto sumario y casi físico de las multitudes, como si se tratase de la nivelación topográfica de un camino o de un jardín. La igualdad económica es un proceso de inmensa complejidad social e histórica, y su realización se sujeta a leyes que no es posible violentar según los buenos deseos de los individuos y de la sociedad. La democracia económica depende de las fuerzas directivas individuales independientes, por así decirlos, de la voluntad o capricho de los hombres . Lo que, a lo sumo, puede hacerse es transformar 4el ritmo y la velocidad del proceso, pero no forzarlo con medidas eléctricas y más o menos mágicas. No es, pues, serio atribuir al Soviet el poder de realizar de golpe y en los trece a ños que lleva el gobierno, la democracia económica completa, y tan completa que puede ya reflejarse en minas relaciones de la vida colectiva, como es cuestión de las clases de los trenes. El error reside en cuestión en que aún, suponiendo que la igualdad económica fuese un hecho absolutamente logrado por la Soviet, se olvida que en Rusia hay extranjeros de paso y que estos extranjeros de paso y que estos extranjeros son, en su mayoría, ricos. El Soviet no puede obligar a un millonario yanqui, inglés o alemán, a que sea pobre o viaje como pobre. Si así lo hiciese, nadie iría a Rusia y se llegaría al aislamiento de este país al resto del mundo. Precisamente, la primera de todos los trenes rusos va ocupada exclusivamente por extranjeros.Al entrar el tren en Moscú, son las siete de la mañana. Un sol caliente sube por el cielo sin nubes.No se produce en el tren ese aprieto y tumulto que se ve en otros países a la llegada a una estación. ¿por que? Entre otras causas, por que el número de pasajeros que van a bajar en Moscú es relativamente reducido, y su descenso del tren puede, en consecuencia, realizarse holgadamente. Con identidad holgura ha subido y bajado mucha gente en las distintas estaciones de tránsito. Y esta ausencia de prisas y congestiones en el movimiento de pasajeros es fruto del nuevo calendario que el Soviet acaba de poner en vigencia, en reemplazo del antiguo calendario religiosos. Se ha instaurado el año de trabajo continuo, con la semana de cuatro días laborales y uno de reposos. Este último no es el mismo para todos los trabajadores. Una rotación especial de las semanas establece que cada quinta parte de la población disfrute de reposos hebdomadario el día en que las cuatro quintas partes restantes trabajan. De este modo, y siguiendo el turno, para unos el día de reposo es hoy para otros, mañana; para otros, pasado mañana, y así sucesivamente. Se ha instituido, de otro lado, el día de trabajo continuo, y los equipos de obreros se suceden siguiendo una rotación destinada, asimismo, a repartir el tráfico por igual entre todas las otras horas del día. El tiempo así estructurado ha producido, entre otros resultados prácticos y económicos realmente sorprendentes- tales como el añadir sesenta días más de trabajo a la producción económica anual-, la descongestión automática del tráfico. Los trenes llevan todos los días un número más o menos uniforme de pasajeros; no hay en las estaciones días y horas angustiosas aglomeración al lado de otros de vacío absoluto. Esto, que los países capitalistas más importantes no pueden realizar, pese a los innumerables ensayos emprendidos por la gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos y Francia, ha sido resuelto de golpe por el Soviet.Cuando el extranjero baja del tren y entra en las calles de Moscú, a sus restaurantes, a sus teatros, clubs obreros, bazares, cinemas y demás focos de aglomeración ciudadana- cualquiera que sea la hora, el día o el mes del año- , palpa de modo más directo aún los beneficios del nuevo calendario soviético sobre el movimiento de la ciudad. Ningún embotellaje. Ningún espectáculo de desorden, de disputa e imprecaciones del público, motivado por la congestión de la multitud. Ningún servicio ad hoc de policía. No circula ciertamente en Moscú la enormitad de vehículos que circula en Nueva York, en Londres, en París, en Berlín, en Viena. Pero la población de Moscú ( dos millones y medio de habitantes) es, con relación a su área y capacidad de alojamiento, superior a la de cualquiera de las urbes capitalistas, y de ella va creciendo día a adía y con rapidez pasmosa. DE otro lado, la intensidad y orden del tráfico de una ciudad no se reflejan tanto en las calles, sino en otros centros y núcleos colectivos, destinados al trabajo, al comercio y a los espectáculos públicos. Es aquí donde el Soviet deja ver la forma armonía y radical con se ha resuelto en Rusia el problema del tráfico urbano.Una vez más hay que convencerse de que los problemas sociales deben ser afrontados en sus bases económicas profundas, y no es una apariencias. La cuestión del tráfico no es del resorte policial ni municipal; ella es más bien esencialmente económica, y su solución no es tan fácil como se imagina cualquier prefecto de policía capitalista, sino que esta extrañada y depende de la estructura intrínseca del Estado y de las relaciones sociales de la producción. La dación de un nuevo calendario destinado a organizar científicamente las exigencias modernas del movimiento urbano, no puede venir sino de un gobierno Socialista, cuya gestión se apoya en la síntesis organizada y realmente soberana a los intereses colectivos. En este Estado Burgués, la anarquía y contradicciones que emanan de la división de la propiedad, impiden las transformaciones que emanan de la división de la propiedad, impiden las transformaciones del conjunto, y cualquier medida que, en una u otra parte, contradiga o hiera una parte de los intereses particulares en juego resulta literalmente imposible.* * *Burgo, entre mongol y tártaro, entre búdico y sistemático- griego, Moscú es una gran aldea medieval, en cuyas entrañas maceradas y bárbaras se aspira todavía el óxido de hierro de las horcas, el orín de las cúpulas bizantinas, el vodka destilado de cebada, la sangre de los ciervos, los granos de los diezmos y primicias, el vino de los festines del Kremlín el sudor de mesnadas primitivas y bestiales. Cada rincón de la ciudad lo testifica plásticamente; su plano irregular y abrupto, sus muros amarillos y blancos las calzadas empedradas, los tejados rojos y salpicados de musgo; en fin, el decorado elemental y asiático.Sólo que junto a las ruinas del pasado anterior a 1917, se advierten las ruinas y devastaciones producidas por la revolución de octubre y las guerras civiles que la siguieron. El bombardero, o los saqueos y destrucciones se hallan aún impresos en las puertas desquiciadas, en las ventanas rotas, en los techos volados, en los muros partidos, en los monumentos y edificios mutilados . Especialmente las iglesias, los palacios y las estatuas sufrieron una revisión histórica implacable. Se ve que aparate de la ruinosa ciudad de Iván el terrible, sobrevive allí la ruinosa ciudadela de la revolución, es decir, los vestigios de un tremendo huracán político.Pero, además de ser Moscú un conjunto de ruinas pre-revolucionarias y un conjunto de escombros de la revolución, es la capital del Estado Proletario.La urbanización obrera se acelera con un ritmo sorprendente. Esta urbanización abraza dos actividades: construcción de casas totalmente nuevas y transformadas de las antiguas en alojamientos colectivos para obreros. Una tercera parte de la ciudad es ya nueva. A la margen izquierda del Moscova, la casi totalidad de las casas son de reciente construcción ¿ su estilo? Un estilo rigurosamente soviético. Sobriedad de concepción, lineas simples, ángulos rectos, materiales sólido, ingeniería despreocupada del absorbente mito monumental y decorativo de la arquitectura del Occidente. Nada más lejos, por otro lado. De la miseria arquitectónica de las “casas para obreros” que el capitalismo construye- cuatro muros y un techo-, como si se tratase de encerrar en ellas, no ya a seres humanos, sino a boyadas de trabajo o ganado de camal. Las casas proletarias del soviet son amplias, confortables, higiénicas. Sobre todo higiénicas. Cada casa es una pequeña ciudad con jardines, biblioteca, salas de baños, club y hasta teatro. Nada de colorines murales. Nada de banal de superfluo. Nada de barroco ni de churrigueresco. Se ha pretendido asimilar estas construcciones al rascacielos de Nueva York y a la arquitectura alemana. Más ni ésta ni aquél reúne como la arquitectura soviética, el confort y la sencillez, la elegancia y la simplicidad, la solidez y la belleza.A cada uno de estos tres aspectos urbanos de Moscú corresponde un sector social particular. La población reaccionaria se destaca y diferencia rotundamente del elemento bolchevique y de las masas obreras soviéticas. Son tres capas sociales, cuya mentalidad, costumbres e intereses diversos y a veces opuestos, coexisten, sin embargo, en la ciudad actual Luc Durtain lo ha constatado en parte, aunque clasificado la población por generaciones, es decir con criterio individualista, en lugar de clasificarla según los ciclos del progreso social, con criterio colectivo. Luc Durtain sigue un procedimiento biológico, seccionándolo horizontalmente. Luc Durtain, siendo médico, olvida el método de Darwin. Nos gustaría ver cómo Durtain estudia un tallo cortándolo fibra a fibra, en vez de darle cortes horizontales.* * *Contemplando el panorama de Moscú, desde una de las torres de Krenlin, pienso en la ciudad del porvenir. ¿ Cuál será el tipo de la urbe futura? La ciudad del porvenir, la urbe futura, será la ciudad socialista. Lo será en el sentido en que Walt Whitman concibe el tipo de gran ciudad: como el hogar social por excelencia, donde el género humano realiza sus grandes ideales de cooperación de justicia y de dicha universales. Los será en el sentido en que Marx y Engels los conciben: como la forma más avanzada de las relaciones colectivas, cuando la sociedad cesa de ser una jauría de groseros individualismo, un , un lupanar de instintos bestiales, viciosos-, para empezar a ser una estructura política y económica esencialmente humana, es decir, justa y libre de una libertad y una justicia dialéctica, cada vez más amplias perfectas.¡La ciudad del porvenir! ¿Dónde, en efecto, y mejor que en la ciudad socialista, podrá producirse ese maravilloso fenómeno futuro? Por que la ciudad del porvenir ha de ser construida sólo por el socialismo, y , ella misma ha de ser la más prodigiosa cristalización socialista de la convivencia humana. Concebir la urbe del porvenir dentro del sistema capitalista- como lo hacen los filósofos, profetas, políticos escritores burgueses- es un absurdo y un contrasentido. Equivales a pretender edificar un rascacielos de mil pisos con barro o cualquiera otro de los materiales deleznables y rudimentarios empleados en las construcciones primitivas.No es la ciudad del porvenir Nueva York. El simple espectáculo de sus maravillas mecánicas no la inviste del título ni de las cualidades suficientes para ser la urbe del futuro. Estas maravillas mecánicas construyen apenas uno de los materiales- el más anodino- del tipo de ciudad a que aspira la humanidad. Indudablemente, el confort material, las facilidades de rapidez y precisión con que el progreso industrial encauza y motoriza la vida urbana, son necesarios a la ciudad del provenir. Más no basta que la sociedad produzca y consuma estos elementos de vida, al azar. Menester es que su producción y consumo se democraticen, se socialicen. Menester es socializar el trabajo, la técnica, los medios e instrumento de la producción, de una parte; y de la otra, la riqueza. El mundo de los justos no es posible sin esta doble socialización. ¿ Los Estados Unidos la han realizado? El capitalismo, en general, lleva consigo, según Marx, los gérmenes de ambos procesos. Pero en los Estados Unidos, el progreso de la técnica ha determinado únicamente una cierta socialización del trabajo. Los medios e instrumentos de la producción- fábricas y tierras- y los productos continúan de propiedad de unos cuantos. La fabricación de un alfiler es obra de cincuenta obreros, está socializada. Esta hecha en sociedad. Pero el dueño del alfiler, el que se aprovecha en sociedad. Pero el dueño del alfiler, el que se aprovecha de su venta- una vez deducida una mínima parte para el pago de los jornales-, es un solo patrón, dos o cuatro. A Nueva York le falta, pues la socialización integral del trabajo, de las fábricas y de los productos. Mientras en los Estados Unidos la propiedad, el trabajo y la riqueza no se hayan socializado integralmente, no es ni será Nueva York la sociedad del porvenir. Para que las maravillas mecánicas y eléctricas de Nueva York hagan de esta urbe la ciudad del porvenir, deben ser socializadas en su creación y en su aprovechamiento.Si esto no sucede y si, por el contrario, la propiedad, los progresos de la técnica, el trabajo y los productos se basan como basta ahora, en la injusticia, en la explotación de la mayoría por una minoría y en la división de clases, Nueva York seguirá siendo una selva de acero en que se desarrolla el drama regresivo y casi zoológico de millones de indefensos trabajadores, devorados por unos cuantos patrones, y sus maravillas industriales- tan decantadas ya y exageradas- seguirán siendo el producto sangriento e inhumano de ese drama.* *Por lo demás, y siempre que no se trate de estudiar científicamente la realidad, sino simplemente de opinar según los gustos, intereses personales sentimientos de clase o prejuicios afectivos, hay mil maneras de plantear un problema y otras mil de resolver, de deducir hipótesis o de formular profecías. No me refiero aquí a los opiniones de escritores exclusivamente literarios y trabalenguas, a lo Paul Morand, ni a las de pensadores de suma especulación metafísica, alo Massis. Ya puede estos publicistas divagar al infinito sobre ésta y otras cuestiones, con alegatos y dialécticas más o menos fascistas o socialistas por snob. El daño y desviación que ellos producen en el criterio internacional no soy muy graves para detenerse a refutar seriamente sus ideas y teorías de uno de los publicistas liberales de mayor boga científica en Europa; a Lucien Romier, que pasa por ser sociólogo de laboratorio y por plantear y tratar de fenómenos sociales con riguroso y hasta revolucionario método objetivo.¿Como estudia Lucien Romier la génesis, formación y devenir de las ciudades en general, Nueva York y Moscú inclusive? Romier aplica a esta cuestión el criterio unilateral, incompleto y gastado de las aguas. Según Romier, no hay mas de dos imperios: el imperio de los mares y el imperio de los dos grandes ríos. Cuando ambos se juntan, producen el supremo poderío, como en el caso de Londres. Toda gran ciudad, situada está sobre un río o sobre un puerto marítimo. Las ciudades de irradiación universal explotan lo más a menudo un estuario o comunican con él . Nueva York, sobre el estuario de Hudson, en el atlántico, es otro ejemplo de gran urbe destinada a un gran porvenirverdad es que romier reconoce que, contra la grandeza creciente de Nueva York a base de hidrografía, hay ahora una arma nueva y terrible; la navegación aérea. “ La circulación- dice Romier-,antes esclava de los peajes y sometido luego a los Estados , opera hoy con absoluta soberanía. Ella se ha liberado de los ríos, de los valles, de las montañas y se libera también del océano . Con el avión el hombre ha abolido una distinción fundamental en la geografía de los viajes y del comercio; la distinción en6tre la tierra y el mar. El avión triunfará de los mares, no sólo por que gasta menos energía humana que el navío, sino por que su utilidad y sus posibilidades de progreso tenderán más a abreviar las distancias y los plazos marinos”. Sin embargo, Romier, de razonamiento en razonamiento, elude la tesis exclusivamente aérea en cuestión, y , mediante un enorme bostezo deductivo, utiliza al servicio de sus tesis hidrográfica el propio valor aviónico a que alude .Y Romier discurre en estos términos: ¿ cuales serán en el porvenir los países mejor equipados de transportes aéreos?. Estos países serán precisamente los países de mayor litoral marítimo y fluvial.Porque , para Romier, el avión, en suma, no tendrá casi utilidad terrestre en el porvenir, pues cada país llegará a tal punto a poblarse de aldeas y ciudades, que estarán casi pegadas entre sí y no tendrán necesidad de una locomoción parecida.. En cambio, la aviación marítima será la que decida de la suerte de los países y de los capitales. Por otro lado, psicológicamente, los pueblos de mayor vocación aérea son los pueblos marítimos.” más pronto- Dice Romier- en un mal marino se hace un gran aviador, que un hombre continental un aviador mediocre”.La teoría de Romier asigna en fin de cuentas y según sus doce tesis, hidrográfica y aviónica, una gran fortuna a Londres, sobre todo a Nueva York, ya que , como el dice, esta última urbe disfruta del excepcional privilegio de hallarse situado, como ninguna otra en la encrucijada de una gran corriente de circulación marítima y de una fuerte atracción de origen continental. ¡Que triste suerte, por el contrario, para Berlín, Paris y, más aún, para Moscú, situada más que todas ellas lejos del Océano, y sin comunicación con un stuario!Por fortuna, la doctrina de Romier es falsa y apasionada, pese a sus apariencias científicas e imparciales. Su falsedad arranca de la ideología anticuada de Romier. Su apasionamiento reside en el espíritu clasista del autor.Romier, en efecto, no hace sino reconsiderara la fallida teoría hidrográfica de la vieja sociología naturalista, para la cual los fenómenos sociales y económicos se explican únicamente para las leyes del medio natural ( tierras, aguas, clima). Romier Hace suyo su celebre principio de la fisiócratas. “ Las leyes constitutivas de la sociedad son las leyes del orden natural “. Romier se queda aquí y rechaza o no concibe la influencia del medio social sobre la naturaleza y sobre la propia sociedad, influencia que, según Marx, toma día a día un peso decisivo en los destinos y transformaciones sociales. La rezagada visión de Romier apenas le permite entrever ligeramente la posibilidad abstracta de que avión- que es una fuerza creada por la sociedad- pueda destruir la influencia y preponderancia hidrográficas en la suerte de las ciudades . Hasta aquí y no más allá llega la estancada mentalidad de Romier, y aquí empieza su ceguera orgánica, producto genuino de sus prejuicios clasistas. Aquí empieza, para salvar sus tesis en peligro, a echar mano a la sutileza, al ingenio y al sofisma, Contra Moscú y los destinos del Soviet. Es cierto que, cuando Romier estudia esta cuestión, no alude ni se propone impugnar la revolución social de cuya suerte depende el futuro de urbes y naciones. Sin embargo, quien haya leído sus libros América o Europa y El Hombre Nuevo, reconoce fácilmente su temperamento político y su aversión tácita y acaso subconsciente por el comunismo y el método marxista. Nada tiene, pues, de extraño que ignore o no comprenda la doctrina socialista que atribuye a la sociedad y a la naturaleza una influencia recíproca, tendiendo la primera, constante y progresivamente, a dominar a la segunda, valiendose de los progresos infinitos de la técnica. Romier no acepta que los progresos de la circulación decidan un día- por sobre los ríos, los estuarios y los mares- del desarrollo de una urbe. De aceptar esta verdad Romier se vería obligado a dejar abierta la puerta del porvenir de las ciudades que, como Moscú, no caen dentro de las conclusiones favorables de sus tesis y en las que, en cambio, la técnica empieza a Cobrar un vuelo nunca visto mediante la socialización más o menos evolutiva o revolucionaria de la producción Y esto es justamente lo que Romier no concibe ni toleraría.* * *Al instalarnos en el automóvil, le pregunto Boris Pessis, secretario de Voks ( oficina de relaciones intelectuales internacionales) por el movimiento automovilístico en las ciudades soviéticas.Como usted ve- me dice en tanto atravesemos las primeras calles de Moscú-, no hay muchos automóviles en Rusia. Unos doscientos en Moscú otros tantos en Leningrado y todavía menos en provincias.- ¿Las causas?- En primer lugar, toda la producción de maquinaria la enfoca actualmente el Soviet hacia la industria y la agricultura. En segundo lugar, la circulación ciudadana en automóvil no exige aún desde desde el punto de vista comercial y económica de las ciudades, mayor número de caros que el que ahora existe. dentra de la concepción soviética de la convivencia urbana, la velocidad es una cuestión estrictamente económica...-lo comprendo. Nuevo York, por ejemplo...-El esquema es éste: a mayor riqueza, mayor velocidad. En el tercero mismo de la técnica de producción, una máquina, un aparato, un útil se mueve más rápidamente cuando más dinero ha costado su fabricación....- Hasta cierto punto-le observo a Boris Pesis -, si ha habido robo o despilfarro en la fabricación de útil o de la máquina...-Hablo, naturalmente, del coste verdadero de la fabricación. Pues. Bien; la velocidad, como expresión que es del desarrollo económico de un país o de una ciudad, sigue, en cierto modo, las modalidades sociales de la económica. En Nueva York, juzgadas las cosas, en este plano, la población se divide en dos sectores, la velocidad ciudadana es mínima. Para el segundo es mayor, excelente, vertiginosa. Para la, masa pobre sólo existe el metropolitano y el tranvía, con todas sus limitaciones y embarazos de tiempo, precio y aglomeración. Para loa patrones y los obreros técnicos están los automóviles públicos o particulares, hasta para ir a comprar un botón, y a la hora que se quiere. Pero en Rusia, la realidad es distinta. Dentro de la vida soviética de las ciudades, no hay esos dos sectores de población, rápido el uno y aun lento el otro.. Nadie, absolutamente nadie, anda en automóvil en Moscú, Mire usted ese carro que pasa por allí... - añade Boris Pesis, señalando con el índice la Plaza de la Revolución.Yo observo largamente en torno nuestro. La totalidad de los transeúntes van a pie. De cuando en cuando pasa un tranvía repleto. ¡Un automóvil! Es el que indica Pesssis. Trato entonces de ver la clase de personas que le ocupan y la digo a mi acompañante:-¿Pero quiénes son, entonces, los que van en ese automóvil?-Son funcionarios y empleados del Soviet. El íntegro de los pocos automóviles existentes, está dedicando a los servicios del Estado y de la cosa pública: sindicatos de producción, cooperativas , etc.-Pero yo he viajado en taxi en Leningrado—le observo a Boris Pessis.-En Rusia hay sólo unos cuantos taxis destinados a los turistas o extranjeros o de paso entre las ciudades, que en general, son ricos o acomodados, y a quienes el Soviet debe dar facilidades,, satisfaciendo su hábitos de velocidad y confort, propios de su clase social. Fuera de esta excepción, esporádica y extraña la existencia soviética, y que sólo sirve al interés turístico del país, no hay—como está usted viendo - ni taxis ni automóviles particulares.-¿pero los habrá algún día ? ¿Cuándo y cómo irrumpirá la velocidad en la vida ciudadana soviética?-eso ya es otra cuenta, todo el mundo anda en Moscú en tranvía op a pie, porque la vida económica ciudadana marcha bien - si se nos permite la frase - en tranvía y a pie. La potencia económica del soviet está, por ahora, operando en el campo y en la fábrica, en las minas, en los puertos, en los ferrocarriles, en las instalaciones mecánicas, en la electrificación industrial del país. La ciudad - y cuanto se relaciona con ella: velocidad, confort, etc, - es ya una forma avanzada del proceso económico de un país. Dentro del capitalismo norteamericano han surgido últimamente grades urbes, como a la minuta, apenas el país cobró su máximo desarrollado económico. Solo que en la estructura social de Chicago, San Francisco y Manhattahn, la velocidad, el confort etc., pertenecen, como repito, solamente a ciertas clases sociales, mientras otras carecen en gran parte de tales facilidades el progreso.-y en Moscú, en Kief, en Leningrado, ¿cómo será resuelto la cuestión de la velocidad desde de el punto de vista social?-Cuando la economía soviética haya llegado a producir las ciudades socialistas a que aspiramos, los medios y resortes de velocidad urbana estarán repartidos por igual en la masa ciudadana. No hay ahora en Moscú automóvil para nadie: mañana habrá automóvil para todos.- Entretanto....- Entretanto hay que avanzar a pie o, a lo sumo, en tranvía. Los comienzos de una nueva historia van siempre a pie. El hecho de que nadie aún pueda ir en automóvil en Moscú no debe alarmar a nadie. Lo alarmante sería que algunos fuesen un día en automóvil a través de las masas a pie, como ocurre en las urbes capitalistas. Ese sería signo de que la revolución rusa ha fracasado o va a fracasar. Pero mientras eso no suceda, lo otro es cosa de pocos años.Bajamos ante la puerta del hotel Bristol, en Tuerskaya Ulitza y pago el taxi. Un rublo cuarenta, o sea veinte francos. ¡ Una fortuna! En parís gozo de la ventaja de ser un burgués extrañado a la mecánica igualmente burguesa de la ciudad, mientras que en Moscú soy un burgués extraño y totalmente al margen de la mecánica económica de Rusia. Debo, pues, ganar duro, en el mundo obrero, mi diferencia de clase social, como paga también duro el obrero su diferencia de clase en el mundo capitalista. Es la lucha de clases de la historia.



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II. LA CIUDAD MÁS CARA Y LA MÁS BARATA DEL MUNDO - EL TRABAJO, BASE UNIVERSAL DE TODO EL SISTEMA JURÍDICO SOVIÉTICO.

Transcripción : Pedro Pariona M.


RUSIA EN 1931
Reflexiones al pie del Kremlin

César Vallejo Mendoza


II. LA CIUDAD MÁS CARA Y LA MÁS BARATA DEL MUNDO - EL TRABAJO, BASE UNIVERSAL DE TODO EL SISTEMA JURÍDICO SOVIÉTICO.

María schossberg obrera de la fabrica karschanaia y chocolates de los alrededores de Moscú, me guía a través del laberinto de máquinas en el pleno trabajo.-¿Qué diferencia existe en Rusia - le pregunto - entre el obrero ruso y el obrero extranjero?¿hay aquí obreros extranjeros?María Schlossbergv sonríe con indulgencia a mis preguntas:-En Rusia -me dice - ningún obrero es extranjero. No hay aquí la división que se hace en la gentes en los países capitalistas, en nacionales y extranjeros. Todos lo sobreros están aquí es su propia casa. El único extranjero es el burgués, ruso o de cualquiera otra procedencia.-Ya lo sé - le pregunto - la legislación soviética así lo establece. Pero una cosa es la ley y otra la realidad.María Schlossberg se detiene junto a una gran turbina, ante la cual está inclinado un obrero, observando el movimiento centrifugo del tambor central.-Compañero - dice en Francés María Schlossberg al obrero-, ¿de dónde eres?El trabajador me mira y contesta también en francés- De Bremen.- ¿Es usted alemán? - le pregunto yo al obrero.- Sí- ¿Desde cuándo está usted en Rusia?- Desde 1919, a raíz de la revolución alemana.- Pero entonces, ¿usted es extranjero?- No señor. En Rusia ningún obrero es extranjero.- Es decir, ¿todos los obreros, aunque procedan de los cuatro puntos cardinales del globo, ejercen en Rusia los mismos derechos y las mismas obligaciones que los nacidos aquí?-Los mismos derechos y las mismas obligaciones.-Se lo pregunto desde el punto de vista de la vida estrictamente obrera del trabajador . Más claro usted, alemán. ¿esta situado ente el estatuto soviético del trabajo en idéntica posición que el ruso?-¿Si, En idéntica posición. Usted lo está viendo-Y para obtener trabajo?-Para obtener trabajo, el Soviet no tiene ninguna preferencia por los obreros rusos. Los de otras procedencias estamos en absoluto pie de igualdad que los de aquí.María Schlossberg y yo continuamos avanzado entre las máquinas y los trabajadores.-Como ustedes ve -me dice -, todos somos iguales en Rusia ante el trabajo. El único extranjero es el burgués, que se sustraer al sistema proletario del trabajo. Pero si se proletariza, cesa de ser extranjero y ejerce los mismos derechos y obligaciones de todo el proletariado. El derecho obrero está aquí realmente internacionalizado.-¿Hay muchos obreros de procedencia extranjera en esta fabrica?-¿Unos cientos cuarenta, entre los 3,500 obreros que integran la fábrica?-¿y en Moscú- ¿Unos 15,000 sobre millón y medio de obreros que trabajan en Moscú.-y en cuanto al ejercicio del derecho civil en general de los obreros de procedencia extranjera?-El derecho civil soviético está también totalmente internacionalizado. Para los efectos del matrimonio del obrero de origen extranjero, de su condición en la familia, etc., el derecho civil soviético no admite en este caso excepciones de ninguna especie. No sólo el derecho civil está internacionalizada para todo los obreros, cualesquiera que fuesen los países de origen, sino, también el derecho público. El sufragio es en Rusia realmente universal, con sólo las restricciones para los burgueses, los sacerdotes y los que , pudiendo trabajar, no trabajar. El ocioso no puede elegir ni ser elegido. No tiene ciudadanía. En cambio, para los obreros, la ciudadanía es internacional.-¿No existen en Rusia las restricciones del derecho electoral de los países capitalistas?-¿Las mismas, más dos:; la ociosidad y la filiación clasista reaccionará del individuo. Están privados del derecho electoral, según esta última restricción, el nepman, el kulak, los sacerdotes, los antiguos nobles, los técnicos no proletarizados. Ninguno de estos elementos ejerce funciones públicas en Rusia.-¿Y el burgués extranjero? ¿Cual es su situación en Rusia desde el punto de vista jurídico?-¿La situación del burgués ruso. Como usted habrá visto ya, empezando por el coste de la vida, hay dos cifras: el coste de vida para el burgués -ruso o de también o de fuera-y al coste de vida para el proletario. Ruso o de también o de fuera. Jurídica y económicamente, los derechos del burgués son del todo diferentes a los del obrero.En efecto. El coste de la vida para el burgués en Rusia es enorme. Una estadística reciente de nuestra que la ciudad más cara del mundo en Moscú. Un hotel que, en Berlín o en Londres, costaría un rublo al día, en Moscú cuesta cinco rublos. Pero para el proletariado, el coste de la vida es verdaderamente ínfimo. El Economist , de Londres acaba de publicar un informa comparativo del standart of life obrero en los principales países industriales del mundo, y de ese estudio resulta que hacía 1930, el salario real más equilibrado corresponde al trabajador rico real más equilibrado corresponde soviético. Le siguen luego el del obrero norteamericano, y luego el inglés, el francés el alemán y, en último término, el italiano.-En resumen-le digo María Schlossberg -¿la clase obrera es la que reina y goza de mayores condiciones en Rusia que la burguesía?-¿Si. El Soviet está para eso. Para servir al campesino y al proletariado por sobre todas las demás clases sociales.-Lo que, en mi opinión, equivale a un régimen de excepción y privilegios en favor de un clase y en ninguna de las otras.-Exactamente. El régimen soviético es un régimen de excepciones y privilegios de las clases trabajadores sobre las demás clases. Es lo contrario de lo que pasa en los países capitalistas, donde impera un régimen de excepciones y privilegios en favor de la burguesía y en mangua del proletariado. Ahora, a usted la toca discernir cuál de los dos sistemas se acerca más a la justicia social: el que sirve y protege a los trabajadores que creen la riqueza colectiva, o el que sirve y protege a los que no la crean y sólo se dedican de gozarla y despilfarrarla en el lujo los refinamientos y los vicios.


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III. LA INDUSTRIA DE ESTADO Y LA EXPLOTACIÓN PRIVADA - CONCESIONES EXTRANJERAS.

Transcripción : Pedro Pariona M.


RUSIA EN 1931
Reflexiones al pie del Kremlin

César Vallejo Mendoza



III. LA INDUSTRIA DE ESTADO Y LA EXPLOTACIÓN PRIVADA - CONCESIONES EXTRANJERAS.

Al director del Sindicato Comercial Textil de Moscú le pregunto cuales son la estructura mecanismo y fines de su organización y me dice:-Nuestro Sindicato es un organización Estado. Su capital, que es ahora de 36 millones de rublos, es del Estado. Su personal director, administrativo y profesional, está compuesto de funcionarios públicos. Su mecanismo está encauzado y dirigido por razones, intereses y conveniencias de Estado No hay en el absolutamente ningún interés particular ( )-¿Esta misma composición y naturaleza estatal tienen los demás sindicatos soviéticos?-La misma. Tal es la primera diferencia entre la idea de Sindicato industrial en régimen soviético y en régimen capitalista-Si las hay Estos Sindicatos extranjeros son libres de darse la estructura y composición internas que mejor las parezca. Son Sindicatos típicamente capitalista.-¿Entonces?-¿Voy a explicárselo. Los Sindicatos o Empresas extranjeras que hay hoy en Rusia son de capital y composición burguesas, como los de cualquier otro país del mundo, pero sus actividades y manejos con relación al proletariado y ala sociedad soviética difieren de las empresas que operen en los Estados Unidos, Inglaterra o Alemania. Las concesiones industriales extranjeras se sujetan aquí a una ley especiales del soviet, según la cual los obreros de dichas Empresas gozan de los mismos derechos que los obreros de los sindicatos del Estado Esta misma ley protege igualmente y defiende los intereses estatales, imponiendo a las Empresas un contrato de concesión que, si bien es paritario y está exento de todo asomo expoliativo por parte del gobierno, exige, sin embargo, una serie de obligaciones hacia el estado que no existen en los países capitalistas. Mientras en Rusia las empresas extranjeras están sometidas, en el fondo, a las leyes e intereses del soviet, en la Gran Bretaña o en los Estado unidos, por ejemplo, es más bien el Estado Unidos, por ejemplo, es más bien el Estado el que se somete a la voluntad omnímoda y a los intereses particulares de los sindicatos industriales. además, las concesiones en Rusia tienen un cara ter momentáneo, provisorio. Ellas irán desapareciendo o restringiéndose a medida que la industria de Estado crece. Dentro del plan Quinquenal vigente está prevista la limitación y supresión de muchas concesiones. A este efecto, los plazos de duración de los contratos so los más cortos posibles, siendo del exclusivo derecho del soviet el rescindirlos o modificarlos según los intereses del país. En una palabra, frente a estas concesiones, el Estado es el que manda e impone condiciones con absoluta soberanía.-¿Cómo funciona su Sindicato?-¿Nuestro Sindicato compra los productores textiles a los Sindicatos de producción y luego los vende al por mayor a las cooperaciones para su venta al por menor al público. De otra parte, compra y adquiere en el extranjero, o a los trueque producción nacional , maquinaria textil que luego vende a los Sindicatos Fabricantes de tejidos. La dirección nuestra Sindicato se sujeta en sus trabajos al Gosplan (plan Quinquenal ) de un lado, y otro, a una serie de directivas y acuerdos que emanan, directa o indirectamente de todos los demás focos de actividad económico del soviet, principiando por el consejo y terminando por los organismos obreros de nuestro propio Sindicato.-En este giro comercial de su organización, ¿hay entonces ganancias y utilidades?-¿Si. Las hay, puesto que el Sindicato compra y vende, es decir, hace su comercio.-¿Adonde van esas utilidades?-Su inversión es múltiple. Una parte va al Estado en impuestos...-¿Pero ¿siendo el Sindicato del Estado, paga también impuestos?-Naturalmente. El Sindicato es estatal, paro al mismo tiempo es un organismo independiente, en cierto modo, del Estado. Sus intereses, siendo del Estado, se objetivan respecto a éste pera los efectos del orden y claridad en el engranaje integral de la Economía.-Es una forma de monopolio del Estado-Como usted quiere-Pero entonces, permítame usted decirle que no puede aún comprender el socialismo.....-Ya lo sé -me dice el director del Sindicato - Desde todo punto de vista, la vida Soviética es muy compleja en medio de su gran simplicidad. En las actividades comerciales y de producción, ben en las formas políticas, jurídicas, artísticas, hay una fisionomía procesal que no debemos olvidar, e está : todas las disciplinas socialistas, pasado por una inmensa diversidad de formas y de ensayos intermedios. Puedo decir usted, con la franqueza propia del obrero revolucionario, que no tiene por qué ocultar los defectos, lacras, lagunas y vacilaciones de la obra colectiva, que dentro de la vida soviética coexisten actualmente la más atrasadas técnicas, con la más avanzadas y si se quiere, inéditas aun en los mismos Estados Unidos. Parte de nuestras utilidades va, como he dicho, al Estado , Otra parte va al aumento de salarios. Otra parate, a mejorar los métodos de producción. En fin, el Sindicato dedica una suma considerable al Seguro obrero, al fomento de escuelas preparatorios y técnicas, a campañas contra al alcoholismo, contra el analfabetismo, etc ( ), Todo como ya he dicho, de acuerdo con el plan de conjunto de la economía y la política soviéticas.El director del Sindicato Textil discurre con una dialéctica precisa y rápida. Cuando se dispone a encontrar en el terreno de la racionalización y otros temas relacionadas con la producción en general, se lo agradezco, reservándome para tratarlos por separado, en sectores especialistas de estos ramos y , sobre toro, confrontando la teoría con la realidad.



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IV. UN SABIO TRATA DE SUPRIMIR LA FATIGA DEL TRABAJO - RACIONALIZACIÓN SOCIALISTA Y RACIONALIZACIÓN CAPITALISTA.

Transcripción : Pedro Pariona Mendoza


RUSIA EN 1931
Reflexiones al pie del Kremlin

César Vallejo Mendoza



IV. UN SABIO TRATA DE SUPRIMIR LA FATIGA DEL TRABAJO - RACIONALIZACIÓN SOCIALISTA Y RACIONALIZACIÓN CAPITALISTA.

Una de las mejores impresiones que me ha sido dado experimentar en Rusia la tuve, seguramente, en el instituto Central de trabajo de centros técnicos parecidos; pero, ateniéndome a los informes comparativos y documentos científicos procedentes del examen panorámico mundial del trabajo, que se me mostro en aquel instituto ruso, dudo que ningún otro país capitalista halla legado hasta hora al grano de adelanto de Soviet en este terreno.El secretario científico del instituto, Muravief, viste la blusa proletaria me hace recorrer el edificio, exaltando, respaldado de testimonios de expertos extranjeros, autorizados e imparciales, tales como el Yanqui Henry Ford, la envergadura y el alcance técnico y revolucionario del instituto .-Los fines de la escuela - me dice - pueden reducirse a dos: el desarrollo científico de la técnica electromecánica y la preparación de los obreros para la aplicación y el ejercicio de la técnica en el trabajo practico. Ambos afines se compenetran y son inseparables. El progreso científico de la técnica no es posible sin los datos de la experiencia que procuran la practica de los métodos en vigencia, y , viceversas , estos se estacarían de no ser constantemente renovados por los trabajos de estrictos laboratorio. El instituto prepara directamente obreros y, al propio tiempo, técnicos especialistas e ingenieros destinados a digerir los trabajos en las fabricas e instalaciones similares .-¿La dirección y el personal de profesores ?-El compañero Gastef, director del instituto, y todos los profesores, son rusos. Muchos de ellos han hecho estudios técnicos en los Estados Unidos, en Alemania, Francia , e Inglaterra. Ademas muchos de los instructores an estudiado y trabajado, como obreros técnicos, en fabricas y talleres de For y de la “General Motors”.El local del Instituto es amplio y de tres pisos.Un compacto ruido de talleres y de maquinas en movimiento repercute por todas partes. Noto en todo una sencillez esquemática y geométrica: en el decorado. En la arquitectura del local, en los gestos y movimientos de los hombres. A qui, mas que en ninguna otra parte de Rusia, se advierte e impera la rapidez, la exactitud, la organización.-Es éste el único establecimiento de su género en Rusia?-Si. Pero hay secciones y dependencias en provincias del mismo modelo y con los mismos ramos técnicos.-¿Existía ese Instituto antes de la revolución ?-No. Es absolutamente nuevo. Se fundó en 1923.-¿Sus secciones? ¿Su organización?-En primer lugar, hay a qui en laboratorio bioquímico -me dice Muravief.Una rápida conversación inicio con el sabio-¿Cual es - le digo-el esfuerzo más importante de su laboratorio en estos momentos?-La supresión de la fatiga.La respuesta es impresionante . ¡Suprimir la fatiga en los hombres!-¿Ay antecedentes de este empeño en algún país capitalista?-Que nosotros dos sepamos, no. En Los Estados Unidos, según nuestros informes, se a intentado, des pues de la guerra, algo parecido; pero por respectos fraccionarios y con ocasión de otros problemas menudos de psicotécnica. El problema de la supresión de la fatiga, en el globo y como formula, llano simplemente de orden económico, si no de orden Biológico, lo hemos enunciado por primera vez aquí, hace tres años o cuatro años. Naturalmente, su solución depende directamente de los progresos que, en materia d e metabolismo, se an conseguido en Alemania y, en cierta medida, en los Estados Unidos .-¿Tiene usted fe en su resultado mas o menos próximo y favorable?-En cuestiones de laboratorio, estamos siempre en la víspera de todas las sorpresas . La ciencia, en mi concepto se produce por sorpresas. Nada podemos aun prever. Por el Instante, tenemos un primer resultado. Sabemos lla que el trabajo de forma los leucocitos, y que esta deformación proviene, hasta nueva orden, la fatiga del obrero. En cuanto al método destinado a evitar o, mas exactamente, a corregir de manera instantánea aquella deformación, no sabemos aun nada concreto. Lo tenemos actualmente en ensayo con algunos animales.E doctor Golberg goza de un renombre mundial como biólogo y químico. Sus obras están traducidas en casi todas los idiomas. Su laboratorio, así como todas las demás secciones del instituto mantienen diaria y nutrida correspondencia técnica con los grandes laboratorios y talleres del extranjero. El doctor golberg me dice:-La ciencia es universal. Esta echa de solidaridad , mas que ninguna actividad humana. Cuidamos , por eso, de seguir de cerca y cotidianamente lo que se hace y se descubre en otros países. El capitalismo, por los demás, nos ha dado y nos esta dando a un las bases históricas, en general, del socialismo conjunto particularmente, mi laboratorio tomo y tomará a un mucho de los sabios y técnicos norte Americanos.-Pero ellos empiezan también a aprender mucho de ustedes-Ya lo creo - dice con firmeza a la doctora Lepskaia-. No solamente hoy. Rusia a tenido, a un durante el zarismo, grandes sabios y profesores,-frecuentemente se oye en boca de los grandes figuras del soviet la misma voz leal para reconocer las buenas obras efectuadas por las clases social enemigas, de dentro o fuera de Rusia.Muravief me invita luego a seguirle a los otros compartimientos y me dice, entrando con uno de estos:-Aquí tiene usted el laboratorio de metabolismo propiamente dicho, donde se llevan acabo los análisis de las sustancias que se informan en el organismo del obrero durante el trabajo. Como usted ve, el laboratorio comunica con los talleres las instalaciones electromecánicas por medio de tubos e hilos conductores que sirvan para recoger y tra er la respiración, el aliento, la presión arterial, los menores movimientos hasta el reposo y los gestos del trabajador. Es de este modo como se registran aquí todas las relaciones físicas, químicas y biológicas producidas por las diversas manipulaciones del obrero en su organismo. A si es como la ciencia forma su criterio relativo a las ventajas o desventajas que, desde el punto de vista de la economía de la energía humana, ofrecen los distintos métodos de trabajo. Con estos datos, de rigurosa exactitud científica, organiza después del sabio sus conclusiones en orden a una serie de problemas sobre la capacidad productiva medida del trabajador, sobre su salud, el límite de sus fuerzas según su edad, las condiciones higiénicas favorables o nocivas o tales o cuales de sus ocupaciones, la necesidad de otro género de trabajo o de clima, etc., Todas las Incógnitas psicofisiológicas que concurran a determinar, en gran parte, de la totalidad de los sistemas de la racionalización, solo puede resolverse en este laboratorio. Mas todavía de sus experimentos dependen considerable mente de términos en que debe resolverse el problema de los sin trabajo.-¿Todo esto se sabe y se trata también de adornar y resolver en los centros industriales capitalistas ?-En muy pequeña medida y sólo en los Estados Unidos. Ford ha empezado reciente mente a o prestar atención a todos estos estudios. Usted sabe que la racionalización fordista es la menos inhumana de los Estados Unidos. Sin embargo, su interés por proteger y conservar la salud de los obreros, y con la de ellos, la de la humanidad entera, esta sofrenado por sus intereses patronales y, lo es peor, por la esencia misma de la explotación capitalista que descansa y esta condicionada en la ruina del proletariado.Las graves explicaciones de Muravief invitan realmente, a terribles y complejas reflexiones-Su laboratorio es, sin duda, de una gran belleza.Con todo sus conclusiones han de exigir, para ser llevadas a la prática en los vastos y crecientes dominios del trabajo en el país o en el mundo entero, el concurso de infinitos factores y, en particular, mucho entero, el concurso de infinitos factores y, en particular, mucho dinero.Muaravief tiene una sonrisa cordial: respondiendome :-Todas esas dificultades desaparecen es ese país don de todo el mundo esta obligado a trabajar y donde la riqueza común, en vez de ir al bolsillo de algunos cuantos, es aplicada a las obras y progresos de utilidad colectiva. Pero sigamos. Aquí tiene usted-Continua pasando a otro compartimiento- el laboratorio fisiológico donde se registra, antes y después. Del trabajo del obrero, sus pulsaciones, su respiración y el análisis de la sangre. Este otro es el laboratorio colectivo, donde se registran, las manipulaciones de todos los obreros de un taller. Después está el laboratorio de control de los objetos diversos que se fabrican en los talleres, según el tiempo y las energías del hombre y de la máquina, empleados en su fábrica, teniendo en cuenta su composición química, su forma, su forma, su número, su peso, calidad, etc.Después vienen las bibliotecas de estudios técnicos en libros y revistas, particularmente yanquis y alemanas.Mas tarde abandonamos la sección de investigación científica y pasamos al compartimiento de los obreros e instructores lla capacitados y formados que se alla en la planta baja del local.-Aquí tiene usted - Medice muravief entrando a un amplio de taller de mecánica - la aplicación práctica de la técnica.Los obreros están en pleno trabajo. Este es un taller modelo. El orden, la regularidad, la limpieza , la precisión, la velocidad, la alegría se reflejan en los obreros tanto como en las máquinas.-Se han consultado a qui - me dice Muravief - todos los factores necesarios al éxito previsto por la teoría: la cantidad de luz, según el género de cada trabajo; el color del campo visual que abarca durante su labor obrero; la forma de la máquina y de los útiles que el maneja, así como el terreno donde se mueve; la ora donde trabaja: el reposo y el movimiento circular o angular ascendente y descendente, del cuerpo y de cada extremidad del obrero, según su labor, etc. Como usted puede ver, ay barios obreros que ejecutan un mismo género de trabajo, a fin de obtener por comparación determinadas conclusiones o leyes psisotécnicas.Un momento permanecemos en silencio, observando los múltiples trabajos del taller. Entonces empiezo a percibir auditivamente el elemento rítmica de la labores, en conjunto y aislados, como si se tratase de los sones de una extraña orquesta de batería. Me acuerdo instantáneamente del Paso de acero, de Prokofiev; de las sonatas de Himdenith y de Krasnancak, de Glier. Es la misma música. La música del trabajo, regular, Plástica, tubulada, a gajos, de una cadencia elíptica y de una monotonía bárbara y grandiosa. Aveces, el ritmo hace un grand- écart entre dos corrientes de alta frecuencia, Otras veces se oyen algunas campanas en espacios caprichosos, asimétricos o chafándose entre sí, como un jazz-band. Luego se produce un arrebato de motores, martillos y pilones, que dura algunos minutos. Es entonces el alegretto de un oratorio hebreo de Milhaud.- La campana que suena- me dice Muravief- da y sostiene la medida y duración de ciertos trances del trabajo. Una especie de aparato de relojería, movido por electricidad, determina el tiempo y el nímero de las campanas. Pero esto no constituye todo el elemento musical del trabajo. Avancemos.Al cabo de varios compartimientos empezamos a percibir en el fondo del local los sones de una orquesta. Es éste otro taller. Un espléndido cuarteto ejecuta, vertebrado por el ritmo metálico y epiléptico de la máquinas, un trozo del tártaro Igouvnof.Aquí ya hallamos desenvolvimiento melódico. La sinfonía es hora completa.-Se diría -observo a Muravief- que esto es un conservatorio y no un taller electromecánico.-Acaso. No obstante, si sigue usted con atención meramente auditiva el conjunto sonoro, quizá su impresión sea contraria.Durante unos minutos así lo hago. No. Esto no es en realidad un conservatorio. Ese ritmo de repetición y sincopado denuncia el torno, el émbolo, la fuga de poleas, el silbido de las trasmisiones, el pulso de las máquinas.-El elemento deportivo del trabajo se pantentiza por separado en las salas de gimnasia. Pero le será, sin duda, mucho má interesante el progreso del aprendizaje del trabajo. Vamos subiendo de nuevo.Al llegar a un vasto taller del tercer piso, Muravief me dice:-Acabamos de ver a los obreros capacitados ya , trabajamos. Ahora voy a tratar de hacerle ver aquí las diferentes etapas de trabajo de un aprendiz, según la industria a que se destina. En primer lugar, nuestro alumnos no deben pasar de cuarenta años de edad. En segundo, debe cada uno poseer las cualidades psicofisialógicas que requiere al oficio al que va dedicarse. Por último, con un programa especial para cada trabajo, se le inicia en el aprendizaje. El principal propósito de nuestra enseñanza consiste en hacer lo más automático posible el trabajo, el cual debe ser ejecutado con el mínimum de raciocinio.-Es decir, ¿ustedes tratan de convertir al hombre en un autómata, como en los Estados Unidos y demás países capitalistas?-Sí. La técnica socialista del trabajo persigue eso que usted dice, y ya le diré por qué. Pero no es cierto que sea idéntico el caso de la técnica capitalista. Me explico. El taylorismo, perfeccionado, por el forfdismo - sistema ambos los más avanzados del capitalismo- se basan en el régimen de la competencia. El fabricante vive con la constancia preocupación de vencer a sus concurrentes, vendiendo más barato, con mejor material, etc. Para obtener estos resultados ,no pierden tiempo en intensificar la productividad de su fábrica. Dos métodos, entre otros, le sirven para el caso: perfeccionar ad infinito sus maquinarias para producir más rápido y para reducir el número de sus obreros, y forzar a éstos a adaptarse continuamente a unos aparatos y a una técnica que cambian y se perfeccionan todos los días. El obrero, de esta manera, vive en un aprendizaje permanente. Su raciocinio no deja de intervenir en sus labores manuales. Lejos de hacer de él la técnica capitalista un autómata, como se cree vulgarmente, exacerba su vigila cerebral, sus facultades de atención y conocimiento y su sensibilidad. Su pensamiento está obligado a trabajar más aún que sus manos. A la larga, viene la fatiga psíquica, el surménage nervioso. El trabajo se le convierte en un suplico. No hay organismo proletario que resista mucho tiempo en este régimen, y el destino del obrero tiene que acabar en el hospital o en un retiro obligado, como inepto y decrépito para los nuevos y cambiantes sistemas de trabajo. Los daños de semejantes procedimientos son incalculables y de una gravedad que espanta. Explicarlos aquí sería salirnos de nuestros tema ( ).-¿Y la técnica socialista? ¿Según ustedes, el obrero debe mantener durante su trabajo la máxima independencia de su pensamiento y de su pensamiento y de su sensibilidad?- Sí. El trabajador ha de ejecutar su labor del modo más automático posible. Sus actos deben realizarse por sí solos y no beben costarle ningún esfuerzo de raciocinio. La técnica socialista deja intacta e intocada la vida espiritual del trabajador, Mientras laboran sus manos, pueden dedicar sus facultades intelectuales a lo que quiera: a soñar, a contemplar, a recordar, a afrontar, en fin, los grandes e íntimos problemas de su vida personal. Por la demás -termina diciéndome Muravief-, la técnica capitalista conserva aún, en este punto, algo del trabajo manufacturarero y hasta del artesanal, en los cuales el trabajador pone todas sus facultades físicas e intelectuales en su labor cotidiana. La diferencia está en que los poderes intelectuales en el artesano se ejerce libremente y siempre creando algo nuevo que depende casi por entero de él, mientras que el proletario capitalista los ejerce sometiéndolos a las fórmulas y procedimientos impuestos por las máquinas y no pone, en consecuencia, ninguna iniciativa creadora de su parte, El placer de investigar del artesano desaparece en el obrero capitalista.-¿Qué otra distinción existe?-En el cronometraje. A medida que el trabajo es más automático, se ejecuta con mayor rapidez. A economía de tiempo es más considerable cuanto menos interviene el raciocinio en el trabajo. Esta es ya una verdad primaria.-¿y la racionalización? ¿Cómo la contempla el Soviet?-La racionalización como usted lo sabe, es un fenómeno determinado por la naturaleza misma de la mecánica de producción. La máquina lleva en sí los gérmenes de su progreso y transformación incesante. El devenir de la historia no exceptúa nada. Existe la dialéctica en las máquinas, como en los seres individuales o colectivos. Un aparato nace, evoluciona y pide ser transformado por otro, y éste por otro, y así sucesivamente. Uno de los fines de esta constante metamorfosis mecánica reside en aumentar la productividad de una maquinaria dada con el menor número de obreros.-Es lo que ocurre en los países capitalistas.-Exactamente. Y hasta aquí, la racionalización-aumento de productividad de la maquinaria con el menor número de obreros- se ajusta en régimen capitalista a leyes intrínsecas y justas de la dialéctica mecánica. En régimen socialista sucede lo propio. La racionalización en el trabajo soviético se desenvuelve, hasta este punto, paralelamente a lo que se hace en el trabajo norteamericano. Mas a partir de aquí se produce una discrepancia rotunda y fundamental. La transformación de la maquinaria, en la técnica capitalista es , como acabo de decir, desenfrenada. El apetito patronal de producir más y mejor en monos tiempo y gastado menos, para vencer así a sus concurrentes en el mercado mundial, lleva al fabricante a una desatentada en materia de racionalización. Sus ingenieros y profesores no cesan de investigar nuevos aparatos. Una dramática competencia de racionalización se produce entre los fabricantes. El sistema es el siguiente: El aparato transformando o perfeccionando requiere, pongamos por caso, el 75 por 100 únicamente de la energía humana empleada en el manejo del aparto anterior, es decir, que si éste necesitaba antes de dos obreros, después no necesita más que uno y tres cuartos de obreros. El fabricante, en vez de suprimir de los dos obreros en trabajo un cuarto de obreros, suprime, de hechos, un obrero y deja a cargo del nuevo aparato, tan sólo un trabajador. Los resultados son, entre otros, los siguientes: Primeros: Se ha doblado el esfuerzo del único trabajador que queda al servicio de la nueva máquina, pagándole el mismo salario que ganaba antes, Segundo: Este trabajador, al hace ahora por dos o, más exactamente, por uno y tres cuartos de obreros, llega pronto a aniquilarse.Tercero: Este aniquilamiento si se trata de un aparto de seguridad, le impide a la larga de vigilarlo debidamente, y una catástrofe o accidente es inevitable. La mayoría de las catástrofes mineras, de transportes, etc., tiene aquí su causa. Cuarto: El obrero así racionalizado agota al poco tiempo todas sus energías y joven aún, se ve incapacitado para trabajar, enfermera y muere en la miseria. Quinto: El obrero eliminado del trabajo por el perfeccionamiento de la máquina va a engrosar el ejército de desocupados y, como todos éstos, sucumbe en la miseria.Sexto: como el patrón no sólo quiere que la nueva máquina fabrique mil automóviles, por ejemplo. al mes con cien obreros, en vez de fabricarlos con doscientos, sino que quiere que ella fabrique mil docientos automóviles al mes, la producción aumente entonces con tal velocidad, que llega a agotar la capacidad adquisitiva del mercado. Al poco tiempo, las fabricas inundan el mercado con sus productos y los stocks quedan sin compradores. La superproducción de detiene sólo entonces. A partir de ese momento, la maniobra se encauza a parar la marca del mercado, desatada por él y sus contrincantes. Con frecuencia, como ocurre ahora, los reyes de la industria llegan tarde a esta tares, cuando el stockage ha empezado ya a aplastarlos bajo su peso. Así empiezan las grandes crisis económicas mundiales. El ejército de desocupados y la superproducción son actualmente los dos males de fondo de la crisis. Pero los fabricantes siguen ganando...-¿Y en la racionalización socialista?-En la racionalización socialista no ocurre nada de esto. Se trata aquí de un proceso de transformación mecánica racional, sin apuro y con una cesura impuesta, no ya por la gana o el apetito de nadie particular, sino por las necesidades reales y armoniosas de la colectividad. En régimen socialista, nadie quiere vencer a nadie competencias del mercado. Si la economía de obreros de una máquina es en realidad como 25 por 100, a nadie le interesa reducir estos obreros en un número mayor. Por el contrario, el interés colectivo impone proteger y aumentar, de un lado, las energías de los obreros que quedan al servicio de la máquina , y de otro lado, disminuir el número de los sin trabaja. De aquí que la vida y la salud del proletariado soviético no sufre en nada con la racionalización, y que los desocupados han desaparecido totalmente en Rusia, donde, por el contrario, han empezado a faltar obreros. Por último, la racionalización socialista obedece a un plan sintético y coordinado de producción de todas las ramas industriales. El interés colectivo contempla todas necesidades sociales y no una sola. Cuando un productor ha llegado ya a satisfacer más o menos las necesidades colectivas, la racionalización de su fabricación prosigue au relenti, pasando las energías e iniciativas a la racionalización en otra rama industrial cuyos productos hay que aumentar. No hay lugar entonces a stockage ni a ninguna otra crisis de superproducción. Toda la producción se ajusta, en cantidad y calidad, a las necesidades sociales del momento. En otros términos: el consumo está en perfecto equilibrio con la producción.Otros tantos aspectos correlativos de la técnica del trabajo en el Soviet los veo y los registro al día siguiente en el Museo de Protección del trabajo.



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V. RÉGIMEN DE SALARIOS - “PLUSVALÍA” CAPITALISTA Y “PLUSVALÍA” SOVIÉTICA. “STANDARD DE VIDA Y SALARIO REAL.

Transcripción : Pedro Pariona M.


RUSIA EN 1931
Reflexiones al pie del Kremlin

César Vallejo Mendoza



V. RÉGIMEN DE SALARIOS - “PLUSVALÍA” CAPITALISTA Y “PLUSVALÍA” SOVIÉTICA. “STANDARD DE VIDA Y SALARIO REAL.

Ninguno de los sistemas de salario usuales en régimen capitalista corresponde al que se observa en Rusia. Ni el salario por horas de trabajo, ni el régimen de primas, ni el mixto, tan recomendado por Ford. El motivo reside en la diferencia de los métodos seguidos en el mundo burgués y en el soviético para establecer el valor del trabajo. La diferencia de estos métodos, por otra parte, constituye una de las expresiones más esenciales y características de cada una de estas cosas economías. Los sistemas de salario varían de la una a la otra porque la voluntad y el interés que los establecen no son idénticos. Y no lo son ni por su origen ni por su dirección histórica. En el capitalismo. Esta voluntad y este interés son de origen individual y tienden al aumento de las plusvalía o sea al aumento de la propiedad privada. En la economía soviética. La voluntad y el interés que presiden el establecimiento de los diversos métodos determinantes, a su ve, del valor del trabajo, son de origen colectivo y tiende al aumento del bienestar y la riqueza comunes. Tal es el profundo abismo que separa la tabla de salario soviéticos de la de los salarios yanquis, verbigracia. Esto es muy importante no olvidarlo, para evitarlo, para evitar las confusiones, trampas y sofismas que los profesores y patronos capitalistas suscitan en su favor cada vez que se equiparan los salarios de uno y otro proletariado.-A primera vista -empieza diciéndome el profesor Tiarof- se diría que el sistema de nuestro salario no difiere del sistema clásico y corriente que se observa, desde los comienzos del capitalismos, en casi todos los países industriales, como la Gran Bretaña, Alemania, Francia, etc. Hasta podría creerse que, en este terreno, no hemos llegado aún al famoso régimen deprimas, tan extendido en los estados Unidos, y cuya apogeo declina con la “revolución”fordista de los salarios. Me refiero al sistema del salario por horas de trabajo simple, que es el que predomina en nuestra economía. Pero quienes así discurren, operan desde una posición empírica y no tienen para nada en cuenta la relaciones sociales entre el capital y el trabajo, que está en la base de todo salario. Ignora o fingen ignoran un cúmulo de factores descubiertos por Marx en el modo de producción capitalista, y cuyo examen es indispensable para todo estudio comparativo de los salarios. “El trabajo es la única fuente de toca riqueza y de todo valor -dice Engels- .Por consiguiente, cabe preguntarse: ¿por qué el asalariado no recibe todo el valor producido por su trabajo, abandonado una parte de él al capitalista?”. Pues bien, en los distintos sistemas de salario capitalista, esa parte del valor producido por el trabajo del asalariado, queda siempre para el patrón, en proporciones variables; pero en aumento continuo. Al sistema de salarios mixtos- trabajo a la cadena y régimen de primas- de los talleres Ford, corresponde el “honor” de haber acrecentado esa parte del valor producido por el trabajo del asalariado y abandonado al patrón, o sea la plusvalía, a su máxima proporción.-¿Y en la economía soviética?-Aquí el asalariado tampoco recibe todo el valor producido por su trabajo. En la economía soviética, el obrero abandona también una parte del valor producido por su trabajo. Pero lo abandona a la colectividad, de la que forma parte él mismo, y no a uno o varios individuos. la plusvalía entre nosotros existe, pero ella no está destinada a la acumulación del capital privado, sino a la acumulación del capital social. La sociedad soviética no es aún socialista, y mientras hayan un Estado, existirá un sujeto del derecho de propiedad colectiva, encargado de administrar, por vías más o menos legales y coercibles, los negocios colectivos. Y es a las manos del Estado, encarnación genuina de los intereses comunes, que va a parar la plusvalía procedente del trabajo del asalariado. De ellas sale con destino al incremento del bienestar común.El profesor Tiarof hace una pausa y, como nota que aún no acabo de ver claro en sus explicaciones respeto a los salarios, añade, tratando de ser lo más preciso posible.-Sentadas estas primeras consideraciones de orden general, vamos a lo de los salarios. Dado que la plusvalía soviética sirve a la acumulación socialista nadie en particular está interesado ni quiere reducir arbitrariamente los salarios. A fin de quedarse con un provecho mayor derivado de esa reducción. La colectividad, de empeñarse en aumentar a la fuerza la plusvalía común, cometería un acto de suicidio colectivo. La acumulación socialista del capital se hace por los obreros, a costa de los obreros y en favor de los obreros. Es un simple acto de ahorro colectivo, mientras que la acumulación capitalista constituye la expropiación del interés de una clase social en favor de otra clase, la explotación de la mayoría trabajadora en favor de unos cuantos parásitos. En el régimen soviético impera, por eso, un sistema de salarios establecido por los propios asalariados y sus variaciones, aumentativas o disminutivas , se inspiran en los intereses también de los asalariados. El valor del trabajo depende, de esta manera, únicamente de las oscilaciones del interés social y no del apetito y la codicia de un particular. No es racional suponer que el proletariado va a imponerse a sí mismo, caprichosamente y por puro deporte ayunativo, salarios irrisorios, cuando el estado de la economía social permite, por el contrario, salarios superiores , ¿Quién en particular saldría ganando de semejante yugo de miseria? Nadie, En el orden capitalista sí. Ahí hay dos clases sociales: los patrones y los proletarios, cada cual con interés diversos y encontrados. La escala de salarios constituye de los campos de batalla entre ambos intereses. Si los salarios son bajos, hay alguien que sale de ello ganando: los patronos.“De otro lado -me dice el profesor Tiarof-, no se puede hablar de salarios sin usar términos más específicos, que corresponden a ideas igualmente específicas, como son las salario real y standard de vida o precio medio de la vida. Nuestra situación económica actual nos ha permitido cerrar casi totalmente la tijera formada por el salario real y el precio de la vida, estableciendo entre ambos términos un equilibrio sólido y perpetuo. En Rusia, la solución entre las necesidades de la acumulación socialista y las necesidades de la vida del trabajador sólo es posible partiendo, en primer lugar, de la satisfacción de estas últimas. Sólo cuando ya se ha equilibrado el precio de la vida con el salario real, sólo entonces se empieza a pensar en la plus-valía socialista. Primero se subsiste, después se ahorra. Durante largos años no se ocupo el Soviet sino de que el proletariado subsista, y sólo tras de penosos esfuerzos ha empezado a capitalizar y a desarrollar su economía. Mas lo propio no sucede en los países capitalistas. Ahí la tijera formada por el salario real y el precio de la vida se abre cada vez más, ahondado el abismo que hay entre el uno y el otro. Ahí se invierten los términos: primeros el patrón ahorra y después subsiste el trabajador. O lo que es lo mismo: para que los patrones pueda incrementar Sus caudales, matan de hambre al proletariado. Ahí la solución entre las necesidades de la acumulación capitalista y las necesidades de existencia del trabajador sólo es posible partiendo preferencialmente de la satisfacción de las primeras. Los patrones buscan, al parecer, el equilibrio efectivo entre el precio de la vida y el salario real; pero en realidad, lo evitan. Esta diferencia entre el salario real y el precio de la existencia del obrero, es la que Marx designa con el nombre de plusvalía simple, para distinguirla de la plusvalía compuesta, que representa el total de las utilidades del patrón, comprendidos los provechos derivados de la racionalización del aumento de las horas de trabajo sobre las estrictas que el obrero necesita laborar para ganarse lo justo para vivir; del trabajo de los niños mujeres, etc-¿Cuándo gana, por término medio, la mano de obra en Rusia?-Alrededor de dos rublos al día.-¿Y los obreros técnicos-Cinco rublos-¿Y un ingeniero?-Ocho rublos, en promedio.Me falta -pienso para mí- enterarme de cómo se realiza ese equilibrio entre los salarios y el coste de la vida en el Soviet. Doy gracias al profesor Tiarof por sus valiosas declaraciones y me encamino a una instalación metalúrgica de los alrededores de Moscú. Son los obreros ahora los que tienen la palabra.



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VI. JERARQUÍA ECONÓMICA. EL “STANDARD OF LIFE” SOVIÉTICO - SUPRESIÓN DEL AHORRO INDIVIDUAL - ¿SÓLO AHORRA EL ESTADO LO JUSTO PARA NO MORIR?. ¡LO JUSTO

Transcripción : Pedro Pariona M.


RUSIA EN 1931
Reflexiones al pie del Kremlin

César Vallejo Mendoza



VI. JERARQUÍA ECONÓMICA. EL “STANDARD OF LIFE” SOVIÉTICO - SUPRESIÓN DEL AHORRO INDIVIDUAL - ¿SÓLO AHORRA EL ESTADO LO JUSTO PARA NO MORIR?. ¡LO JUSTO PARA SER DICHOSO!

Al noroeste de Moscú, la campiña aparece cenagosa. Entre una vegetación raquítica se yerguen sobre el terreno llano numerosas construcciones nuevas, de su estilo mixto, entre oriental y germano. Varias fábricas lanzan al cielo otoñal sus altas humaredas amarillas, La instalación metalúrgica a la que nos dirigimos es un inmenso conglomerado de techos y compartimientos.El director de la instalación, un ingeniero suizo, Neicheller, se digna ponerme inmediatamente en contacto con la masa de obreros que aquí trabajan. Advierto, de paso por las diversas secciones del local, que la maquinaria es en gran parte vieja y gastada, aparte de ser de tipo muy atrasado. Ella corresponde a la época zarista, y es fabricación alemana, y en muy breve proporción, francesa. Prueba es ésta de que, por mucha que fuese la influencia política y financiera de Francia en Rusia antes de la revolución, le fue difícil, sin duda, a la alta burguesía rusa sustraerse al imperialismo industrial alemán, superior a la sazón al de París. Las leyes de producción económica, esta vez como siempre, podían más que las políticas y financieras. Por debajo de la diplomacia francófila de Nicolás II y su pandilla cortesana, las profundas necesidades económicas del país sufrían subterráneamente la infiltración sorda, pero ineluctable, de la exuberante savia industrial teutona. Rusia era un país de industria pesada. Francia, país sobre todo de industria ligera, no podía suministrar una técnica apropiada al género de la producción rusa. ¿Qué podían hacer en este casa la política zarista? Los Bancos de París podían ciertamente prestarle todo el capital que pedía, pero no la maquinariareclama por la clase de producción de base del país. La vida industrial tiene sus necesidades que le son propias e independientes de la vida política, y no es, por consiguiente, a aquélla que sigue el curso de éstas, sino al contrario, es la vida industrial la que imprime dirección a la política. De aquí que nada habría tenido de extraño que, de no producirse la guerra europea, la política rusa hubiese, a la larga a de golpe, cambiado de frente, rompiendo la Triple Entente para ponerse al lado o a las ordenes de Berlín. A ello habrían forzado y le estaban ya encaminado las necesidades de producción industrial propias y peculiares de Rusia. No hay que olvidar, de otro lado, que entre el mundo financiero y el mundo industrial o, en otros términos, entre el capital financiero y el capital industrial, rigen relaciones muy variables, A veces la influencia financiera sobre un país va unida a la influencia industrial, y esto ocurre lo más a menudo. Tal sucede hoy con el imperialismo yanqui en el mundo entero. Pero otras veces, ambas influencias van separadas, como en el caso de Francia y Alemania en Rusia antes de la guerra. Esto a primera vista, parece inadmisible en teoría, dado que la actividad financiera, con todas sus altas y bajas, depende casi siempre de la actividad industrial. No obstante, es una realidad más frecuente de lo que parece. Y es que la zona de influencia tiene sus necesidades propias y no presta ni recibe de fuera sino lo que en tal o cual momento conviene a su estado económico. Puede acontecer que el país prestamista de capital financiero cultive un género de producción distinto al del país prestatario, que está condicionado por la naturaleza o por remotos factores históricos de su economía que no es dable contrariar. La zona o país de influencia recibe entonces de otro imperialismo la dirección y técnica industriales que necesita como adecuadas a su economía. Se da en este caso el hecho de una zona de influencia acaparada simultáneamente por dos imperialismos: el imperialismo financiero y el imperialismo industrial. La economía internacional ofrece a menudo el espectáculo del reparto entre dos o más imperialismos, de diversas naturaleza, de un mismo país colonizado. Tal ocurre con América Latina y china, zonas en que la Gran Bretaña domina en un aspecto económico, los Estados Unidos en otro y Francia en otro.Entramos en un vasto taller de fundición: Me hallo entonces en medio de una muchedumbre de obreros en pleno trabajo, Neicheller se despide y me deja solo entre los trabajadores, acompañado de una señora que es mi intérprete, y a la que pago por mi exclusiva cuenta sus honorarios. Esta mujer sirve a maravilla el carácter imparcial que me propongo dar a mi reportaje, por la sencilla razón de ser una sobreviviente de la burguesía zarista, recalcitrante al régimen soviético. De otra parte, no sabe ocultar su hospitalidad al régimen, y me es, en consecuencia, fácil darme cuenta de cuanto tergiversa las cosas y de cuando me transcribe literalmente la verdad. Tomo de su intervención solamente lo que , en mi concepto, debo tomar, separando sin dificultad el elemento de opinión personal que ella pone en sus versiones, del fondo objetivo de las mismas.A un grupo de obreros que trabajan al pie de una grúa en el transporte de metal candente, les pregunto:-¿No tiene ustedes otro medio de transportes el metal candente?Porque el medio con que ellos lo hacen es completamente primitivo. Reciben entre cuatro hombres el enorme bloque candente, al rojo oscuro, y lo llevan en brazos a depositar en una plataforma, situada a unos ocho o diez metros de distancia. Para ello se sirven los obreros de unos trapos empapados en agua.-No. No tenemos otro medio de hacerlo.-¿Pero no saben ustedes que en el extranjero hay instalaciones especiales que con sólo tocar un botón realizan por sí solas el mismo trabajo?Sí. Lo sabemos. Pero nosotros no disponemos de ellas en todas las funciones.-¿Y por qué no en todas?-Porque hay que comprarlas en el extranjero o fabricarlas en Rusia, y el Soviet no tiene aún capitales suficientes para perfeccionar todos nuestros métodos de trabajo. Ya se hará poco a pocolos métodos rusos pone en sus trabajo una abnegación que conmueve y una esperanza exultante.La mayoría de ellos están enterados de que no todas las formas de trabajo de la soviet son las más avanzadas del mundo, y que, lejos de eso, el obrero ruso penará por algún tiempo, hasta igualar, en materia de confort en el trabajo, al obrero capitalista.De ello tienen perfecta conciencia. Pero tampoco ignoran las causas de sus defectos y lagunas de las técnicas soviética, cual es la deficiencia actual y pasajera de la actual y pasajera de capitales. De aquí que ellos soporten esas dificultades alegremente, con la confianza y la fe en que ellas no son sino momentáneas.-Ya sabemos- me dicen- que nuestros hermanos extranjeros, particularmente de los países imperialistas, están en muchas cosas mejor que los trabajadores del Soviet. Tanto mejor. Esto nos da un gran contento. Pero ya igualaremos. Nuestros esfuerzos son aún más penosos. Esto es inevitable.Antes de vivir confortablemente, pero en una situación económica precaria e incierta para el porvenir- paradoja en la que viven por desgracia , muchas sociedades, como muchos individuos-, nosotros hacemos lo contrario: primero queremos crearnos y afianzar una situación económica seria y sólida para el porvenir y el resto- confort, abundancia- vendrá después.-Pero- les arguyo- una técnica más moderna no es cuestión de confort ni de abundancia, sino un medio precisamente de crearse y consolidar esa situación económica a que ustedes aluden.-Lo comprendemos. El Soviet no hace otra cosa. Ha renovado hasta ahora en un 70 por 100 los métodos de producción en Rusia. Lo9 que tenía que hacer en esta esfera era inmenso, de extraño que aún quede de ello mucho por hacer.Uno de los obreros es designado por los otros para responder a mis preguntas. Como él ha tocado el punto concerniente al bienestar y confort de la vida en Rusia, entramos justamente a la materia que me traía aquí, y le dijo:-¿Cuantas horas diarias trabaja usted?-Siete horas al día .-¿Cuanto gana usted?-Dos rublos cincuenta diarios.-¿qué clase de trabajo ejecuta?-El que usted está viendo: el transporte de metal candente.-¿Es un trabajo, según parece difícil o al menos peligroso?-Difícil, no peligroso, tampoco. Lo único que puede pasar, en el peor de los casos, es resbalar de nuestros brazos la masa de metal y precipitarse al suelo. Pero eso no acarrea ningún riesgo. Estamos ya habituados a cuidar los pies. Prueba de ello es que nunca, en un año que trabajo aquí, ha sufrido nadie el menor accidente.-¿Su salario le basta para vivir?-Lo suficiente. Mi vida es sobria, como la de mis compañeros, como la del mundo entero en Rusia. El soviet establece los salarios según las necesidades, reales y racionales del proletario. Es el Estado el que crea y dosifica esas necesidades, conforme a las posibilidades económicas de que dispone para fijar los salarios. Correlativamente, es él también quien fija estos salarios, según aquellas necesidades. Como el soviet tienen sus manos la llave de este circuito, la ajusta y la abre según un golpe de vista global de la economía del país.-¿Y ustedes creen que el Soviet no yerra o tropieza con insalvables dificultades en este mecanismo regulador, de soberanía y libertad aparentes, pero sujeto, en realidad, a innumerables influencias y reacciones extrañas?- El Soviet, naturalmente, puede equivocarse y tropezarse con dificultades extrañas a su buena voluntad. Más, puestas las cosas en este terreno, la cuestión pierde su carácter científico y caemos en el mundo de lo probable. A lo más, lo que cabe hacer en ambos casos es reparar el error ya cometido o de tratar de vencer lo que es vencible. Las cosas, como usted ve, pasan entonces al dominio silogístico o puramente verbalPor lo visto, el obrero que tengo ante mi es un bolchevique, o al menos uno del cogollo de los trabajadores rusos. Dejo, pues de lado el terreno de lo probable- como él lo llama- y le pregunto categóricamente:-¿Qué entiende ustedes por vida sobria?La satisfacción de las necesidades primarias de la existencia, sin excesos ni privaciones. Nada de superfluo. Nada de lujo. Nada de fantasías no refinamiento inútiles y propios de regoldantes estragos y de ociosos decadentes. Lo justo solamente, lo imprescindible; en una palabra, lo natural, lo sano.-¿Quiere usted decir “ lo justo para morirse”?- No, lo justo para ser dichoso. Con el salario que yo gano me basta para alimentarme, para pagar mi casa, vestirme, ir a los espectáculos y costearme algunos libros, periódicos, pequeños viajes y paseos.-¿Tienen usted Familia?- Sí. Mi compañera y un hijo.- ¿Y quién los mantiene?- Mi compañera trabaja en una papelera del Gossizdat ( editorial del Estado), y gana lo suficiente.para vivir. En cuanto a nuestro hijo, que tienen apenas tres años, el Estado se ocupa de él.-¿Qué relación económica existe entre usted y su compañera?-ninguna. Como ni ella ni yo somos propietarios, la cuestión es muy sencilla. Eso no quita que, dentro de nuestra economía diaria, no haya una libre y espontánea comunidad de bienes. Pero la ley no nos obliga a nada,¿Y en caso de enfermedad de uno de ustedes?¿En caso de falta de trabajo?-Es el estado quien lo paga todo.-¿Donde come usted?-En la cooperativa, como todo el mundo-¿En el mismo restorán que los que ganan más que ustedes?-En el mismo-¿Y como usted lo mismo y por el mismo precio?-No. El menú y los precios varían. Los que ganan más comen mejor, pero pagan más caro.-¿Un obrero técnico o un ingeniero, que ganan cinco o siete rublos al día, viven, por consiguiente, en mejores condiciones que ustedes?-Sí. Por que saben y trabajan más que yo. Cuando yo llegue a prestar servicios idénticos o equivalentes, viviré también como ellos. El bienestar individual en Rusia está en proporción con el trabajo y la productividad de cada uno.-Pero si usted no dispone ahora de mejores aptitudes, no creo que esto sea culpa suya para merecer un grado de vida inferior al de otro obrero.-Si no es mía la culpa de ser menor apto que obreros, tampoco lo es de éstos para rebajarles sus salarios hasta igualarlos con el mío. Las necesidades de los obreros mejor capacidades son, por otra parte, más elevados, y cuesta el satisfacerlas muchos más que las mías. Un ingeniero lleva un régimen de vida diverso al de un simple mano de obra, por lo que hace que el trabajo es también diferente. Trabaja por la noche, estudia fuera de las horas de la fábrica, etc. Su alimentación, su alojamiento deben ser, por eso, más esmerados, y lógicamente, más caros.En resumidas cuentas, ¿todos gastan todo lo que ganan?-Aproximadamente.-¿Nadie puede ahorrar no formar, poco a poco, una pequña reserva económica para porvenir?-Ahorrar? Esta palabra no existe en el Soviet. Ningún individuo puede ni quiere ahorrar. Sólo el Estado es el que ahorra.-¿Y cuando se llega a viejo o se cae enfermo?-ES el Estado el que, en todos estos casos, se ocupa del trabajador- proletario o ingeniero- enfermo o viejo.-pero volviendo a lo de los salarios: ¿qué diferencia subsiste entre el º de un técnico y el de un mano de obra, si al fin y al cabo la vida les cuesta a ambos todo lo que ganan?-La diferencia está en que, mientras el simple mano de obra disfruta de una existencia inferior, el técnico vive mejor.-No veo, francamente, en que sentido viva el técnico mejor, puesto que no hace sino satisfacer necesidades intrínsecamente entradas e inseparables del rol de su trabajo y de sus obligaciones.-Eso es, precisamente, lo que en Rusia se tiene de por vivir mejor: la correlación, correspondencia y equilibrio entre las necesidades propias y naturales del trabajo de un individuo y los medios de que dispone para satisfacerlas. A nadie se le paga sino lo justo para satisfacer las necesidades peculiares al género de sus ocupaciones, y de nadie se exige mayor trabajo que el que le permiten efectuar los medios económicos de que dispone para vivir.-¿Y de qué manera puede comprobarse ese equilibrio de que habla usted?-Examinando la salud del trabajador individuo fisiológico y psicológicamente. Si su salud es normal, el equilibrio es perfecto. Hablo suponiendo que la existencia y el trabajo del obrero se desarrollen dentro de un orden normal, sin desmanes ni accidentes.El obrero que así me habla tendrá unos veinticuatro años. Es robusto sin adiposidad. Su mirada es clara, alegre. Su gesto y sus maneras firmes y confiadas. Un tanto sanguíneo más bien. El talle deportivo, pero armonioso. Respira y habla a sus anchas. Muestra una seriedad casi rural por lo mansa, y casi mecánica por lo lineal y vertebrada.



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VII. LOS TRABAJOS Y LOS PLACERES

Transcripción : Pedro Pariona M.


RUSIA EN 1931
Reflexiones al pie del Kremlin

César Vallejo Mendoza



VII. LOS TRABAJOS Y LOS PLACERES

Sin duda, la vida de solaz y distracciones de Moscú, como fin parte de la vida rusa de hoy difiere notablemente de la de París, de Londres, de Roma, de Berlín. No hay en Rusia cabarets, ni cafés, ni recepciones sociales, en fin, nada de lo que entre nosotros se llama vida mundana; visitas, bailes, tertulias, partidas de poker, de ajedrez .No hace mucho tiempo dije que, en el fondo, la vida ciudadana de Moscú no se diferenciaba de la de París. Desde un punto de vista universal y Humano, no anda acaso errada esta afirmación, bajo un examen profundo estratos históricos de la vida ciudadana. Hay niveles y alturas en las construcciones de la historia que, una vez que han alcanzado una mayor edad universal, su justa madurez de duración, devienen permanentes y comunes a todos los pisos y transformaciones de pisos que vengan después. De cierto nivel para arriba-Suponiendo que el movimiento que el movimiento de la vida se opere verticalmente y subiendo-, ya puedan sobrevenir los ensayos y revoluciones que se quiera, sin que nada de esto transforme o eche abajo aquel nivel fundamental. Las leyes de resistencia en arquitectura se aplican tal vez enteramente a las edificaciones sociales. Del suelo arriba, pueden cambiar y ensayarse todos los estilos de construcción- desde la caverna primitiva hasta el rascacielo moderno-, pero ningún ensayo ni revolución arquitectónico pueden echar abajo o hacer desaparecer el suelo. El movimiento dialéctico de Marx no resulta aquí burlado. El devenir de la historia consiste en la transformación de un orden social respecto del orden social que se procede, y no respecto del que la sigue o va a venir. el suelo, en arquitectura, no está evidentemente inmóvil, sino que se mueve y cambia; pero cambia y se mueve respecto del subsuelo y no respecto de la atmósfera ni de lo que se hace en la atmósfera. Desde este punto de vista, puede asegurarse que la vida ciudadana de Moscú no difiere de la de París de las otras capitales burguesas.Cuando se ven ambos géneros de la vida desde una posición más externa y contingente- tal la vida de solaz y distracción de que hablamos-, entonces si descubrimos radicales oposiciones.Nada de lo que en París es solaz o distracción ciudadana existe en Moscú. En un orden social nuevo, como el soviético, donde los trabajos y los placeres no se alteran, sino que transcurren simultáneamente ( se trabaja, siempre con placer y se distrae siempre con utilidad), es difícil saber, de una manera precisa, cuando la ciudad trabaja y no se divierte y cuando se divierte y no trabaja. Los lugares destinados exclusivamente al trabajo. No son fáciles de distinguir en Moscú. En la fábrica y en el taller, en la oficina y en la escuela se desenvuelve el trabajo de modo tan confortable, armonioso y espontáneo, y tan penetrado del trance propiamente deportivo del esfuerzo, que no sabe uno si los obreros, que no sabe uno si los obreros están trabajando o divirtiéndose. En el teatro, en el club y el estadio, bullen en el fondo de cada acto y de cada movimiento un esfuerzo tan serio y un empeño tan vigilante de creación colectiva, que tampoco sabe uno si la reunión está divirtiéndose o si está trabajando. Aun en los grandes días feriados, cuando el esfuerzo proletario toma formas cívicas y militares de la calle, el regocijo continúa siendo creador. El día del aniversario de la revolución de Octubre, por ejemplo, las masas desfilaban cantando temas revolucionarios de batalla militar y de taller, de campo y de cultura, y aclamando los grandes empeños e imágenes socialistas. En suma, ningún placer sin esfuerzo creador; ningún esfuerzo sin placer creador.En parís y en las demás urbes capitalistas, la sociedad ha trazado y mantienen una línea profunda de separación entre los placeres y los trabajos, entre los lugares de diversión y los de labor. En ciertos focos ciudadanos y a ciertas horas o días, sólo es posible el trabajo, con exclusión absoluta del placer.Un hombre que fuese a Montmartre y se sentase a la mesa de un cabaret a resolver una fórmula industrial o a martillar un lingote de acero, pasaría por loco. En idéntico estado se le creería sí un gabinete de la Academia de ciencias y se pusiera a bailar un tanto ante los severos sabios de la cofradía.N la sociedad capitalista, el trabajo y el placer se excluyen recíprocamente, negándose el uno al otro en todos los ritmos de la vida, en vez de ser el uno complemento inseparable y sincrónico del otro. Vanos son los ideales y doctrinas que en contra de este absurdo vienen inventando y propalando pedagogos y legisladores. Aquí, como en los otros problemas sociales, una cosa son las intenciones y los sueños y y otra cosa son los intereses prácticos y comestibles que se oponen a esos sueños y a esas intenciones.



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