miércoles, 31 de diciembre de 2008

XV . LAS GRANDES DIFICULTADES. — DE LA REVOLUCIÓN POLÍTICA A LA REVOLUCIÓN ECONÓMICA. — LA VOZ DEL MUJIK

Transcripción : Pedro Pariona M.


RUSIA EN 1931
Reflexiones al pie del Kremlin

César Vallejo Mendoza


XV . LAS GRANDES DIFICULTADES. — DE LA REVOLUCIÓN POLÍTICA A LA REVOLUCIÓN ECONÓMICA. — LA VOZ DEL MUJIK

He asistido a una conferencia contradictoria —un debate — obreros sobre capitalismo y socialismo, en el múltiple: obreros de fábrica y campo, campesinos pobres, kulaks, ingenieros, funcionarios, nepmans, soldados, artistas, miembros del partido comunista, obreros sin partido, mujeres, hombres de ciencia, industriales extranjeros: todos los matices de la sociedad soviética. El conferenciante es un delegado del partido comunista yanqui ante la Komintern. Una versión francesa del debate, obtenida a medida que ésta se desenvuelve, me permite sorprender los más auténticos y salientes trances de la discusión.El conferenciante empieza afirmando la continuidad histórica del fenómeno económico a través de la revolución rusa. "La máquina — dice - tiene, evidentemente, sus saltos marxistas, es decir, sus revoluciones; pero éstas no se realizan forzosamente al mismo tiempo que las revoluciones políticas o saltos del aparato del Estado. A veces o casi siempre las revoluciones del fenómeno económico —máquina, técnica, etcétera-- tienen lugar bajo un ritmo meramente evolutivo del fenómeno político de un país. El mecánico Fulton inventó, la navegación a vapor en pleno remanso político de los Estados Unidos. Taylor introdujo su famoso sistema de trabajo, en horas tranquilas e imperturbables del Estado capitalista yanqui. Del mismo modo, la proclamación de la Comuna de París no vino acompañada de ninguna transformación radical ni violenta del proceso de la producción. Así también, la revoluciónbolchevique de 1917 no trastornó, no hizo saltar el ritmo económico ruso.—¿Eso quiere decir— pregunta un comunista ruso— que la revolución rusa no ha sido sino una revolución política, pero no una revolución económica? La tesis del compañero que nos habla es peligrosa, pues se presta a muy contradictorias consecuencias. De esa tesis podrían servirse los profesores burgueses para sostener como ya lo han sostenido los enemigos rusos y extranjeros del proletariado — que, en efecto, la revolución de 1917 no significa más que un simple cambio de gobernantes, Y que ella ha dejado en el estado de antes la estructura económica de Rusia. Es decir, que aquí hay siempre pobres y ricos, explotados y siervos y señores, patronos y obreros, y que al zar blanco Nicolás II ha sucedido el zar rojo, Stalin. Otto Bauer, el socialista alemán, es de los primeros enafirmar el carácter exclusivamente político de nuestra revolución y en negarle todo carácter económico. Así, pues, yo quiero que el compañero que nos habla explique bien su tesis, que la aclare, a fin de evitar confusiones y errores ......—No, compañero dice el yanqui—. Lo que yo sostengo no se relaciona en nada con lo que dicen nuestros enemigos los capitalistas. Lo que yo afirmo es la independencia de tiempos con que se realizan las revoluciones política y económica. Yo anoto entre ellas una independencia únicamente de tiempos. Quiero decir con esto que la revolución económica no siempre —y más aun— que casi nunca se efectúa en el mismo momento que la revolución política,. y viceversa. Creo que los ejemplos que he mencionado de Fulton, de Taylor, de la Comuna de París y de la revolución rusa de 1917 son bastante -aclaratorios. Pero - con esto -estoy lejos de negar la dependencia de, causa a efecto que hay siempre entre los saltos político y económico. Una revolución económica trae siempre en sus entrañas los gérmenes de una revolución política y al revés. El primer buque a vapor construido por Fulton determinó en mucho, seguramente, a través de muchos años, el establecimiento de la forma republicana de gobierno en Alemania o la dictadura fascista en Italia, o la instauración monárquica en Egipto. Así también, la Comuna de París ha determinado en gran parte el movimiento del capitalismo organizado o superimperialista, o el fenómeno de la racionalización capitalista. La revolución política rusa nos aporta, asimismo, inmensas y maravillosas revoluciones económicas, las mismas que se han realizado después del salto del aparato de Estado; muchas sólo ahora empiezan a realizarse y otras ni siquiera han empezado."Estas dilucidaciones, compañeros, tienen gran importancia desde muchos puntos de vista, y particularmente para los ojos del extranjero, que sin ellas no se explica ni -comprende nuestra revolución" . . .Un ingeniero le interrumpe:—De lo que acaba de manifestar el compañero conferenciante se deduce que, en principio y en la práctica, la vida económica se desarrolla y tiene sus revoluciones aun bajo los Estados conservadores. Es decir, que para revolucionar la estructura económica de un país no es siempre menester derribar el aparato de Estado vigente. De donde resulta que para llevar a cabo la transformación radical de la economía rusa no era forzoso derribar el zarismo y reemplazarlo por el Soviet .. .El conferenciante responde:—Tampoco son así las cosas, compañero. Vuelvo a decir que las revoluciones económicas engendran las revoluciones políticas, y a la inversa. Por consiguiente, la toma del poder por los bolcheviques y la transformación del aparato de Estado zarista en el Estado proletariado, contienen el punto de partida de la transformación del aparato económico ruso, la transformación que se está efectuando a diversas distancias, según las ramas industriales, de la revolución política de 1917. Compañeros: la colectivización de la agricultura rusa, la implantación del nuevo calendario, la electrificación del país, la producción de máquinas e instrumentos de trabajo y otras obras realmente revolucionarias de la economía rusa, no habrían podido llevarse a cabo nunca sin la destrucción del Estado zarista y su reemplazo por el Estado soviético. ¿Es esto cierto o no es cierto, compañeros?La sala asiente casi unánimemente y el orador continúa:- ¿Qué deducciones pueden sacarse de estos hechos? Muchas y muy importantes: Primeramente, que durante varios años después de la toma del poder en 1917, la economía rusa, en su esencia, ha as seguido un curso normal y sin diferencias de lo que ella era la víspera de la caída del zar. Según he dicho al comienzo, la toma del poder por el Soviet no podía llevar consigo la transformación automática y simultánea de la economía. Pero es más todavía: digo mal al decir que la vida económica siguió su curso normal. Este fue normal en el sentido de que no se produjo en él ninguna revolución. Pero en lo demás no fue normal. Sufrió un retroceso, motivado por las guerras civiles y ,por la propia destrucción del Estado zarista. Así es como, al cesar esas guerras al quedar definitivamente contexturado el aparato soviético de Estado, el fenómeno de económico había sufrido un gran retraso. En vez de haber dado un salto hacia adelante, había dado un salto hacia atrás. ¿Esto era todo? No. Un segundo retraso sobrevenía luego a causa de las dificultades de adaptación de la nueva organización política a las viejas formas sociales del país. Este segundo retraso pudo subsanarse poco a poco con la Nep, que permitía un puente entre la revolución y el pasado."He aquí, compañeros, la primera razón por la cual el Soviet no ha avanzado más en su acción económica, revolucionaria y constructiva. En el extranjero se preguntan: "¿Cómo es posible que en Rusia la vida económica conserve todavía formas tan viejas y estancadas como las de, cualquier país capitalista? ¿Cómo es posible que Rusia sufra aún de deficiencia de productos industriales? ¿Cómo es posible que haya aún en Rusia concesiones industriales extranjeras? ¿Qué ha hecho entonces la revolución? ¿Qué diferencia hay entonces entre Estado proletario y socialista y Estado capitalista?" . . ."A estas preguntas hay que responder así: Primero. La revolución política, la transformación de un Estado no siempre lleva consigo la revolución económica automática. Segundo. Las guerras civiles de una revolución retrasan el proceso económico. Tercero. Las dificultades de adaptación de Un nuevo Estado y las antiguas formas sociales, ejercen sobre la vida económica un segundo retraso. Total: el Soviet ha tropezado y aún tropieza con estos tres fenómenos inevitables y consustanciales de la revolución, para revolucionar precisamente y luego consolidar, en forma constructiva, los módulos económicos del país".Un profesor interroga:—Noto, a través de toda la exposición del conferenciante, una fisura de grave trascendencia. El compañero no es preciso. Dice: "La revolución política no siempre o casi nunca lleva consigo la revolución económica automática simultánea". Francamente, yo querría que el compañero sea más concreto o que nos explique esta frase, un poco ambigua e inconsistente.—Pues bien —dice el yanqui—. Seré más preciso y diré categóricamente que la revolución política no lleva siempre consigo la revolución económica automática. Suprimo así lo de o casi nunca y lo es simultánea . . .—Cítanos, compañero - replica el profesor—, caso histórico en que la revolución política lleve consigo la revolución económica automática.—La revolución francesa de 1789, que a los veinte días de la toma de la Bastilla suprimió, el 4 de agosto, los privilegios feudales.—La revolución rusa de 1917 también, el mismo día de la toma del Palacio de Invierno, suprimió los latifundios, entregando toda la tierra a los que la trabajan . . .—Si, perfectamente. En uno y Otro casos, ambas medidas fueron traumáticas, revolucionarias. Son, en efecto, revoluciones económicas. Pero la primera es una transformación completa. La abolición del régimen feudal consagraba de hecho y plenamente el advenimiento del orden burgués. En cambio, la repartición de las tierras entre los trabajadores rusos no era más que el comienzo y la tentativa de una nueva economía agraria. En 1789, la burguesía no hacía sino legitimar una situación de hecho, cual era su preponderancia económica ya instaurada en Francia. En 1917, el Soviet daba apenas el primer paso práctico hacia el advenimiento del socialismo agrícola. La técnica capitalista, en 1789, era un fenómeno casi enteramente consumado en Francia. En 1917, la técnica socialista apenas se esbozaba únicamente en la industria pesada rusa. Prueba de ello es que solamente ahora, a. partir de 1928, se ha empezado en Rusia a colectivizar el campo. El decreto del Soviet de 27 de octubre de 1917 instauraba un régimen rural —el parcelamiento— que ni siquiera llegó a estructurar, para reemplazarlo luego por otro, el actual, el colectivo. En consecuencia, la verdadera revolución agraria rusa no se efectuó en 1917 por resonancia automática de la revolución política, sino en 1929."Pero si mi ejemplo de la revolución francesa no es claro ni bastante, me referiré a nuestra época. El día en que el proletariado tome el poder en los Estados Unidos, la revolución económica seguirá automáticamente a la revolución política, por no decir simultáneamente. ¿Por qué? ¿Cómo? Porque ya de hecho, en la práctica, el orden económico proletario es el que domina en gran-parte en ese país, no sólo en la industria pesada ni ligera, sino en la agricultura. No tiene la dictadura proletaria, apenas tome el poder, sino que consagrar por un decreto lo que ya es una situación de hecho en la economía yanque. El orden socialista está ahí maduro para el salto económico de la historia"."Y es que el caso de la burguesía de 1789 en Francia y el del proletariado de hoy en los Estados Unidos, demuestran que toda revolución —económica o política-- exige una cierta madurez de los 'factores del proceso económico o político que le, son favorables. ¿Estos factores estaban maduros, en 1917, en Rusia? Evidentemente, no. La técnica de producción estaba, en general, atrasada. Económicamente, Rusia era un país rezagado. Salvo en algunos aspectos de la industria pesada, como he dicho, donde la técnica estaba parcialmente socializada y donde el proletariado era numeroso y con cierta conciencia de clase, el resto de la actividad económica llevaba el sello de un enorme atraso: técnica, maquinarias, obreros, métodos, etc. Este atraso ha sido otro de los obstáculos del Soviet para la edificación socialista de la economía, para el salto o revolución económica de huela" ."Existe aún otro obstáculo: la ignorancia de las masas, particularmente campesinas" .. .Un nepman se permite observar:—Si la economía zarista estaba en 1917 tan rezagada, pienso que no era entonces el momento de hacer la revolución bolchevique. Había que haber esperado Más bien que maduraran los factores favorables a la revolución económica de Rusia".El yanqui dice:—Eso es lo que alegan los enemigos de la revolución, los evolucionistas fanáticos. Justamente, Lenin ha demostrado con la revolución rusa que la maduración de esos factores puede realizarse con mayor rapidez bajo el Estado revolucionario que bajo el Estado conservador . Lenin ha probado que el proceso de maduración de un fenómeno social puede ser acelerado, como puede ser acelerado el crecimiento de una planta. Un ejemplo: el fenómeno agrario. Comparemos. Tomemos la agricultura más avanzada en 1917: la alemana, y la más atrasada: la rusa. ¿Qué vemos en 1928? Que bajo el Estado revolucionario ruso se han preparado y están ya listos una serie de factores y condiciones económicas generales, necesarias y bastantes para socializar el campo, mientras que, bajo el Estado conservador alemán, esos factores y esas condiciones siguen preparándose paulatina y morosamente y se encuentran aún verdes para una socialización inmediata del campo alemán. Ciertamente, esta socialización anda muy lejos de las intenciones del Gobierno alemán. Pero así lo quisiese, ¿sería ella posible actualmente? Evidentemente, ella no sería posible. ¿Por qué? Porque el Estado no ha preparado, repito, las condiciones económicas generales de semejante salto o revolución agraria. En cambio, el Soviet sí que ha estado maduro para iniciar en 1928 la colectivización agrícola, y así lo ha hecho. Los signos y frutos de esta revolución rural ya los, conoce y los ha palpado el mundo entero ."Porque esta revolución, como todas las revoluciones, no depende de la voluntad exclusiva de los Gobiernos, sino principalmente de las condiciones sociales objetivas, favorables o contrarias a la revolución" . .Más adelante, el conferenciante dice:—Si se tienen en cuenta, además, las dificultades derivadas de la intervención de los aliados en Rusia, del bloqueo económico en que ha vivido y vive todavía el Soviet por parte de las finanzas imperialistas, y derivadas, en fin, de las constantes reacciones del zarismo caído, se comprenderá sin trabajo el esfuerzo titánico e increíble que el Estado proletario ha tenido que desplegar para obtener los resultados y progresos prácticos que empiezan a asombrar al mundo entero. No sólo ha logrado el Soviet sostenerse en el Poder, sino que ha realizado adelantos revolucionarios y constructivos tan grandes en todos los terrenos, que le colocan de golpe a la cabeza de la civilización universal. Todo esto lo ignoran los pueblos extranjeros. ¿Por qué? Porque los patronos, los profesores, los periodistas y demás enemigos de clase del proletariado —interesados todos en injuriar y desprestigiar al obrerismo ruso— cuentan en el extranjero, sobre Rusia, las mentiras más ineptas y pueriles, aunque no menos malvadas y nocivas. Un político burgués conocido por sus hipócritas halagos al proletariado internacional — Albert Thomas, director de la Oficina Internacional del Trabajo en la Sociedad de las Naciones— ha dicho: "Hemos llegado a un momento en que los espíritus equilibrados ya no leen nada sobre cosas rusas, temerosos o casi seguros como están de ser siempre engañados".Un campesino de unos cincuenta años baja de un asiento situado en una de las galerías más altas de la sala y se aproxima, paso a paso a la mesa donde está hablando el conferenciante. Todos se quedan en silencio y miran respetuosamente al viejo. ¿Qué va a hacer? Tiene sed. Toma la garrafa de agua que hay en la mesa presidencial, llena el vaso y bebe tranquilamente. Después, dirigiéndose a quemarropa, al conferenciante, le pregunta con una ingenuidad realmente rural:— Dime, compañero, ¿que diferencia hay entre vivir en un país capitalista y vivir en el país del Soviet?El conferenciante le responde:—Hay una gran diferencia, compañero. Tú vives ahora en el Soviet y antes, hace quince años, viviste en la Rusia feudal y capitalista. Tú mismo puedes descubrir esa diferencia. Pero siéntate y hablemos.El campesino vuelve a su asiento y -el yanqui le dice:—Antes, en la época del zar, ¿tú eras igual a los demás hombres?—No —dice el mujik—. Habían los pobres y los ricos, los señores y los siervos, los patronos y los obreros.—¿Y ahora?—Ahora no. Ahora no hay ricos, ni señores, ni patronos. Todos somos trabajadores. Todos somos pobres . . .—¿Pobres dices? ¿Crees que somos pobres? El mujik vacila.—Sí —dice—. Al menos, yo no veo por ninguna, parte ricos. No veo ya ricos ni señores. Todos somos pobres, puesto que nadie lleva levita, ni cadena de oro, ni bastón, ni cuello duro, ni veo mujeres vestidas de seda, ni carrozas, ni .salones . elegantes. Todo el mundo se viste hoy de camisa de obrero, polainas, gorra y traje kaki. Yo llamo a eso ser todos pobres.Es verdad, compañero. Todos nos vestimos así. Pero no creas que el que viste así es pobre. El que viste así no es pobre. Pobre es el que no tiene de qué vestirse. Pobres había antes con el zar. Esos sí que no tenían de qué vestirse. Tu debes acordarte.—Sí. Así es. Tú tienes razón, compañero. Hoy no quedan en Rusia ni ricos ni pobres. Tomos somos .. .El campesino --no halla la palabra para designar el pie económico de los actuales habitantes de Rusia. El yanqui le ayuda diciendo:—Todos no somos ni ricos ni pobres. Porque no llevamos levita, pero tampoco vamos con harapos. Vamos decentes y limpios. Tenemos lo justo para vivir. Son-os un pueblo nuevo y nunca visto en la historia. Pero sigamos. Antes, cuando el zar, ¿tú agachabas la frente ante alguien?—Desde luego. Ante el señor, dueño de la tierra en que yo vivía, que era el duque de Ratof, y que nadie sabe ahora que ha sido de él. Y también sus administradores y sus altos empleados. Y luego, ante los coroneles y los guardias. Y también ante los zares y toda su familia. Y ante los otros señores y propietarios y ante todo hombre de bastón y cuello -que encontrábamos en las calles. Y ante los popes .—¿Y ahora?—Ahora no. Ahora yo no bajo la frente sino ante los comisarios de la symtchka (explotación agraria en común).—Muy bien, compañero. Poro tampoco debes inclinarte ante esos comisarios. Es un abuso de ellos el consentir que tú te inclines. ¿Te lo han exigido?—No. Pero como son comisarios, me parece que hay que inclinarse. Porque tenemos que inclinarnos siempre ante alguien.....—No, compañero. Con el Soviet, nadie; ¿me -oyes bien?, nadie está obligado a inclinarse ante nadie. No lo hagas más, compañero.Después el yanqui le pregunta:— Antes, durante el zarismo, ¿gozabas tú de todos los placeres de que los demás gozaban?— No. ¡Cómo iba yo a gozar! Los pobres no entrábamos a los salones de los ricos, ni a sus comedores. Sus fiestas y sus comidas no eran para nosotros. Ellos tenían sus placeres y los pobres no hacíamos más que servirles y sufrir.—¿Y ahora?—Ahora és otra cosa, compañero. Ya no hay salones, ni comidas, ni fiestas para ricos. Ahora todos disfrutamos de pocos placeres, muy pocos. Los verdaderos placeres se fueron con los ricos y los señores.—Sí, es verdad que nuestros placeres de hoy son muy pocos. Pero ¿hay algunos placeres que gozan, otros y que tú no gozas?—No. Me parece que yo voy a donde van todos: al cinema,. al teatro, al club obrero, al restaurante, al té-, a la pastelería, a los estadios deportivos. No hay más sitios de placer a donde ir.—Y dónde te sientas cuando vas a alguno de esos sitios?—En diferentes sitios. A veces, en un rincón, como ahorra. Otras veces, cerca de las luces. Otras veces. . . Una noche, para ver Krasnamak en la Opera, me sentaron en el palco del zar.—¿Y antes?—Antes no conocía lo que era teatro, ni restaurante, ni club obrero, ni nada. De eso tenía noticias por lo que me contaban los otros campesinos.—¿En qué trabajabas antes, en la época de Nicolás?—En cultivar trigo.—¿Para quién era ese trigo?—Para los Ratof.—¿Y a ti no te daban algo de ese trigo? —Nada. Sólo me daban de comer un poco de cebada. --¿Y ahora? ¿En qué trabajas?—Ahora también trabajo en el cultivo de trigo. Pero este trigo nos lo repartimos entre los que lo cultivamos. Una buena parte es también para el Soviet.-,¿Cuántas horas al día trabajabas antes? —Trabajaba siempre, -sin descanso, día y noche y cada vez que me lo ordenaban.—¿Y ahora?- Ahora trabajo ocho horas al día. Yo quería trabajar más; pero los comisarios me lo impiden, porque dicen que no es bueno trabajar mucho.- En suma, compañero, ¿tú te sientes hoy mejor y más contento que antes con el zar?—Mil veces más, compañero. Eso no debes ni preguntármelo.—Bueno. Pies esa es la diferencia que hay entre vivir en un país capitalista y vivir en el país del Soviet.—¡Cómo! —exclama el campesino sorprendido—. ¿No hay otra diferencia?—Hay otras diferencias, muchas otras. Pero todas están comprendidas en la que acabamos de hacer. Y todas esas diferencias son siempre en favor del Soviet y en favor de la vida que llevamos en Rusia.—Pero a mí me dicen que en los otros países capitalistas extranjeros hay otras cosas que no había en Rusia durante el zar. Me dicen que en esos países la vida es mejor que en el Soviet.—No —responde con energía el yanqui—. No es cierto. Yo he' vivido en los Estados Unidos, en Alemania, en Francia. En todos esos países hay lo que había en Rusia antes de la revolución. Hay allí ricos y pobres, señores y siervos, patronos y obreros. Hay también -personas de levita, con bastón, piedras preciosas y carruajes lujosos, y hay otras vestidas de andrajos. Hay unos que se agachan y tiemblan de miedo ante otros, que son los generales, popes, propietarios, altos empleados y muchas otras gentes de cuello duro. Hay también muchos goces y placeres para unos, y para los demás sólo miseria y dolor. En esos países hay grandes placeres, pero son únicamente para unos cuantos. Hay también allí unos que van a la Opera y otros que ni siquiera la conocen.Por último, hay unos que trabajan y no es para celos lo que hacen con su trabajó, mientras que hay -otros que nunca trabajan y que, sin embargo toman .todo lo que los otros producen con su trabajo .. .El mujik parece como agobiado por las palabras .del yanqui, y exclama:—Basta, compañero, Basta.Ciertamente, en el debate del Museo Politécnico ha brillado más de una verdad, tanto más persuasiva implacable cuanto más sencilla ha sido la forma en que ella ha sido dicha. No en vano estoy entre proletarios y campesinos.



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