miércoles, 31 de diciembre de 2008

XVI. LA EDUCACIÓN. — LA ESCUELA ÚNICA. — UNIVERSIDAD SOVIÉTICA Y FACULTADES OBRERAS

Transcripción : Pedro Pariona M.


RUSIA EN 1931
Reflexiones al pie del Kremlin

César Vallejo Mendoza



XVI. LA EDUCACIÓN. — LA ESCUELA ÚNICA. — UNIVERSIDAD SOVIÉTICA Y FACULTADES OBRERAS

¡El niño de octubre! Así, con una forma alusiva .a la revolución bolchevique, se denomina en Rusia a la infancia venida después de 1917. El niño de octubre encarna el porvenir socialista, el mundo de la justicia definitiva. Encarna o, con más exactitud, deberá encarnar. El niño de octubre es, más que la esperanza y la fe en el porvenir sor!4alista del mundo, el imperativo de realizar y consolidar este porvenir. Este último explica el contenido de la educación soviética, cuyos dos polos cardinales están constituidos, -de una parte, por la ética revolucionaria, y de otra, por la preparación práctica y científica para crear la nueva humanidad. El Soviet quiere hacer del niño un esforzado, un luchador, un héroe, y, al propio tiempo, un constructor, un técnico. El ideal pedagógico ruso contiene, por eso, muchos elementos tomados a los diversos sistemas educacionales capitalistas, antiguos y modernos. El Soviet ha tomado de , -éstos lo que le es necesario para elaborar el tipo de educación nueva y revolucionaria, cuya esencia y fisonomía humana no se parecen, por lo demás, en nada a ninguna de las pedagogías existentes.Porque todas éstas —hasta las mejores— son incompletas y están viciadas, en sus íntimas raíces, por su carácter clasista. La pedagogía soviética es también clasista,. pero clasista dialéctica. Ella defiende los intereses de la clase proletaria, pero tan sólo momentáneamente y como medio 'de facilitar la implantación del socialismo. Es clasista a medias o demasiado, pero en todo caso lo justo para llegar a no serlo. El fondo histórico de esta pedagogía —como el del derecho, de la economía, de la moral, del arte soviético— es real y violentamente socialista, a través de su contenido proletario. No hay que olvidar que, dialécticamente, se es más socialista cuanto más proletario se es. En el primer plano está el obrero, y en el fondo de la perspectiva el mundo socialista. En la educación capitalista, el primer plano está ocupado por el patrono, y la perspectiva, por el patrono agrandado hasta la cuarta dimensión.En un plantel escolar primario de Moscú he visto realizarse, en vivo y en su iniciación infantil, el tipo de escuela única soviética, de esta escuela única que no solamente está a la base de la educación elemental, sino de todos los grados y ciclos de la enseñanza rusa. El plantel que he visitado es mixto —de-niños y niñee—, de siete a diez y ocho años. Lo dirige una señora, de unos cuarenta y cinco años. Cuando llego a la escuela, salen de ella dos grupos". de extranjeros.—¿Son turistas? —me permito preguntarle a la directora.—No —me dice— Son todos ellos profesores y pedagogos. Uno de los dos grupos es de alemanes. El otro, de norteamericanos. Han venido a Rusia a estudiar nuestros sistemas de educación.El local está edificado especialmente para escuela. Varios pisos. Calefacción. Mucho aire. Asistencia médica y farmacéutica. El amueblamiento es mediocre. Las salas de clase pueden alojar hasta cincuenta alumnos. Los patios de recreo y de deporte,. un poco estrechos, pero dotados de aparatos modernos para diversos juegos y, especialmente, para gimnasia y baseball. Hay externado, medio y cuarto internado.—¿Lleva usted muchos años como profesora? le pregunto a la directora.—Más dé veinte años.¿Cuál fue la actitud de los maestros ante le revolución?—La mayoría éramos, mucho antes de la revolución, revolucionarios.—Pedagógicamente, ¿qué distinción existe entre la Rusia zarista y la Rusia soviética?—La pregunta es compleja. Sin embargo, trata- ré de simplificar la respuesta. La educación soviética ha establecido la escuela única en toda la escala de la enseñanza, desde la elemental hasta la universitaria. Ella es gratuita para los que ganan lo justo para vivir, y para los demás, los derechos que percibe son proporcionados a lo que gana cada uno.—Permítame usted, ¿quiénes son los demás?—Los ingenieros y los técnicos, por ejemplo. La revolución estableció la laicidad de la enseñanza. Suprimió los centros particulares de educación. Desterró el espíritu capitalista de la escuela, reemplazándolo por el proletario para todo el mundo. Es decir, el Soviet ,quiere hacer de cada niño un hombre de ideas, sentimientos e intereses proletarios. Luego buscamos hacer de el un temperamento pragmático, como dirían los yanquis, eliminando de él al antiguo hombre contemplativo. Pero esto de pragmático no es la palabra que expresa con justeza lo que quiero decir. Es más bien dialéctico materialista lo que -quiero significar. Me explico. El niño deberá concebir y afrontar la vida humana como un encadenamiento de hechos cuyo móvil radica siempre en una necesidad biológica —algo así como el "instinto de conservación" de la psicología burguesa—, en un interés concreto y tangible del devenir vital. 'Debe comprender que todo cuanto no gira —no quiero decir converge— en torno al juego económico de la vida, no es ,más que negación de ésta y estagnación del movimiento universal. El horizonte espiritual del niño debe, por consiguiente, terminar donde las ideas, sentimientos e intereses humanos cesan de comunicar de modo afirmativo —por endósmosis o exósmosis— con el fenómeno de la producción económica. Excuso a usted añadir que en esta concepción de la vida van contenidas las disciplinas colectivistas contra las individualistas, las revolucionarias contra las conservadoras, las socialistas contra las clasistas.—¿Esto quiere decir que la educación es exclusivamente técnica o politécnica?—No. Eso sería coincidir o caer en el dominio pedagógico de los Estados Unidos, donde un practicismo estúpido y absorbente ha hecho de cada individuo un simple hacedor de dinero, con adornos o pecados filantrópicos. El Soviet quiere crear al hombre completo y sólo es completo aquél en quien lea fuerzas y necesidades naturales de la vida humana se concentran y equilibran en una ecuación de justicia creadora. Sin duda, hay que, trabajar y producir. Pero hay que trabajar y producir todos y para todos por igual. La revolución rusa no trata de hacer hombres filantrópicos. Quiere solamente hacer hombres justos, Esto quiere decir que, junto a la enseñanza politécnica, damos la educación jurídica, moral, filosófica y artística, disciplinas sin las cuales no hay hombre completo ni justo posible.—¿Su local abastece para el actual alumnado?—No, por desgracia. Rusia no dispone por ahora de locales suficientes para escuelas. El zarismo hizo nada en este terreno, y es el Soviet quien ha empezado a hacerlo todo . Nuestro local, como usted ve, es estrecho para tanta criatura, a la que, sin embargo, hay que instruir y educar de todos modos. De aquí que gran número de escuelas se las arreglan como la mía: estableciendo dos turnos de-alumnos al día . En la mañana, de nueve a una y por la tarde; de dos a siete, a doce grupos de niños de trece a diecisiete años.—¿Las materias de enseñanza.—Historia, Matemáticas, Contabilidad, Historia Natural, Ciencias Físicas y Químicas, ruso, alemán o inglés; diversos oficios y, en los cursos superiores, el esperanto.—¿Cómo está reglamentada en las distintas regiones y repúblicas federadas la cuestión lingüística?—Con el bilingüismo. Usted debe sin duda saber que el Soviet no sólo respeta el sentimiento nacional —no quiero decir patriótico— de cada república federada, sino que lo estimula y lo exalta. Por sobre estos nacionalismos está la nacionalidad federal, que los unifica en una sola comunidad cultural. Porque, en realidad, la idea de nación no es más que la idea de cultura. La comunidad nacional no es más que la comunidad de cultura.—¿Y cómo entra el sentimiento nacional dentro de la concepción socialista del universo?—En principio, el sentimiento nacional no se ,opone al socialismo. Este realizará una cultura universal, idéntica en todos los meridianos y paralelos del -globo. Pero semejante cultura mundial o nacionalidad universal sólo será posible a base de una conciencia cósmica más unitaria y liberada de fronteras, conciencia cósmica que, a su vez supone, entre otros hechos, un contacto íntimo y multifacético de los pueblos y de sus intereses entre sí. Para llegar a este contacto es necesario un gran progreso de las comunicaciones de todo orden. El hombre llegará así a una especie de ubicuidad espacial. Vivirá simultáneamente en todas partes. Todos o casi todos los valores fundamentales del sentimiento nacional —medio telúrico, clima social, etc.— serán comunes a todos los habitantes del globo. A la larga, todos los nacionalismos verticales —patria, raza, cultura, etc.— se verán refundidos y consustanciados en una sola nacionalidad ecuménica. Hasta que este juego de comunicaciones rápidas o casi instantáneas no se produzca, y hasta que otros factores sociales no hayan madurado para la elaboración de esa futura conciencia mundial, no está en las manos de nadie ni de ninguna revolución destruir las actuales nacionalidades, que son los soportes históricos y entrañables de la vida colectiva. Atacarlas y minarlas equivaldría a precipitar en el caos y en el vacío a la humanidad, ya que aún no está creada la gran nacionalidad universal que ha de sustituirlas y que ha de salir de ellas. Así, por ejemplo, cuando el esperanto o cualquier otra lengua internacional se haya difundido, en hondura o extensión, por todas partes, entonces se empezará a pensar en ahogar los dialectos y lenguas nacionales. Pero éste será un proceso de sustitución de adentro para afuera, una real trayectoria de evolución y unificación orgánica de las lenguas, y no el resultado de una medida administrativa, violenta, artificial, de afuera para adentro.Recorremos después de algunos salones de clase. En uno de éstos se da a la sazón una lección de historia. Es una profesora quien la dicta a los alumnos de ocho y diez años. El tema es el Comité soviético del barrio. En otra sala, un miembro de la juventud Comunista —de unos dieciséis años de edad—dicta una clase sobre el socialismo. En otra se están haciendo trabajos prácticos de Física. En otra se da una clase de alemán. Luego asistimos a una lección de literatura. Por último, ésta es una clase de trenzado de sillas de esterilla. En general, observo que cada profesor explica con cierta monotonía a sus alumnos. La lección es un monólogo. El método, socrático no se usa. Le pregunto la causa a la directora.—El método socrático —me dice— se basa en la intuición del niño. Es él quien descubre los hechos y las nociones de los hechos. Es, por esto, un método, que exige una excesiva concentración de las energías intelectuales del niño. Se atrofia así el espíritu infantil. De otro lado, es un método de aventura. La intuición no constituye por sí sola un método de conocimiento. Ella no es más que un elemento de éste.—¿Cuántos alumnos tiene usted en total?—Alrededor de mil doscientos .Cuando me despido de la directora del plantel, oigo que en la planta baja, los niños empiezan a cantar en coro la Internacional. "¡Arriba los pobres del inundo!" . . .El himno socialista en boca de los niños proletarios nos despierta una emoción desconocida y nos hace pensar forzosamente en la humanidad del porvenir.Me traslado en seguida a la Universidad, es decir, a una de las dos Universidades de Moscú: la Pinkevitch y la Vichinski .En la una existen las Facultades de Farmacia y Química, Medicina y Pedagogía. En la otra, las Facultades de Derecho, Matemáticas y Etnología. Cada una de las Universidades tiene un director y un local especial. Además de estos centros de cultura superior, hay en Moscú varias escuelas técnicas. Estas escuelas y las Facultades de Pedagogía y Química son las más concurridas por el alumnado, circunstancia que domina en la cultura universitaria soviética. En que denuncia el carácter politécnico o pragmático la primera de las Universidades indicadas hay actualmente unos seis mil alumnos, y en la segunda ocho mil. Los locales son los antiguos de las Universidades zaristas. En cuanto a los laboratorios, gabinetes y museos, el secretario de la Universidad me dice:—La revolución los destruyó casi enteramente El Soviet se ha provisto después de todos los que usted ve ahora.—¿En qué porcentaje entran las mujeres como alumnas?—La mitad del alumnado, más o menos, lo forman las mujeres.— ¿Qué clases sociales integran los claustros? —Todos los estudiantes son proletarios. No hay otra clase social en las Universidades.—¿Y los hijos de los nepmans y de los kulaks?No vienen a nuestros claustros. Porque no querrían, naturalmente, proletarizarse. Sus padres los mandan a las Universidades extranjeras.—¿Y los hijos de los técnicos e ingenieros?—Si los técnicos son rusos, sus hijos hacen sus estudios aquí, junto con lo proletarios propiamente dichos. El 30 por 100 de los estudiantes son hijos de técnicos, ingenieros y funcionarios. El 70 por 100 son obreros y campesinos. Pero unos y otros tienen una misma mentalidad: la proletaria, la soviética.—¿Qué tiempo duran los estudios en cada Facultad?—Las de Farmacia y Química y la de Medicina, cinco años; la de Pedagogía, Matemáticas, Derecho y Etnología, cinco años.—¿Cuál es el límite para el número de alumnos?—Por ahora el Soviet, necesita del mayor número de profesionales para abastecer a los múltiples servicios y necesidades industriales y de todo orden del inmenso país. Por desgracia, se tropieza con deficiencia de local, de laboratorios y de recursos económicos. Mientras estos obstáculos subsistan, nos vemos obligados a limitar el número de alumnos. Como las demandas son siempre crecidas, la selección,la hacemos en favor de los obreros propiamente dichos.—¿Las condiciones y forma de admisión?—Haber terminado sus estudios preparatorios y pasar por un examen previo.—¿Y económicamente?—Las Universidades están sostenidas en todas sus necesidades económicas por el Estado. Sin embargo, lo alumnos pagan ciertos derechos, cuyo monto varía en proporción a los recursos de cada cual.—¿Quiere usted decir que el no tener dineropara pagar los derechos no cierra las puertas de la Universidad a nadie?—Exactamente. El criterio de admisión no es el económico, sino el del origen proletario del estudiante, y, entre dos proletarios, el de mayor capacidad. El 60 por 100 de los alumnos reciben su instrucción universitaria gratuita. Un 30 por 100 la reciben pagada por bolsas universitarias, y el 10 por 100 conforme a sus alcances . Esta jerarquía dederechos impera en todos los grados de la educación soviética.—¿Los estudiantes ejercen alguna intervención en la dirección de la Universidad?—Desde luego. La ejercen por una delegación del Soviet de Estudiantes Universitarios, el cual es tá encargado de los intereses del alumnado en lo que toca a los rumbos intelectuales y administrativos de la Universidad. Los estudiantes, además, están organizados en Sindicatos, según las Facultades, paradefender y propulsar el estatuto universitario dentro del Soviet.—¿En que consisten las Facultades Obreras?—Estas son academias o escuelas en que los alumnos —obreros o campesinos de veinticinco a treinta años — realizan estudios preparatorios para ingresar en las Universidades. Las FacultadesObreras dan así la enseñanza que los trabajadores no pudieron recibir en su adolescencia, a causa la revolución y de las guerras civiles, o porque no se las daba el Estado zarista. Estos trabajadores pasan a la Universidad sin examen de admisión .—¿Cuál es el rol social de los profesionales egresados de la Universidad soviética?— Las profesiones llamadas liberales en los países capitalistas han sido abolidas en Rusia. Todos los profesionales son aquí servidores del Estado, es decir, proletarios. El Soviet les paga un sueldo o salario, y tanto el médico como el abogado sirven gratuitamente al pueblo. Sin embargo, quedan aún abogados y médicos de la época zarista que se resisten a proletarizarse. Prefieren ejercer la profesión libremente, haciéndose pagar por los clientes. Esto ocurre sobre todo, en las regiones apartadas, a donde no han llegado aún los nuevos procedimientos soviéticos. A medida que estos últimos aumenten, los reaccionarios irán desapareciendo. Por lo demás, ellos mismos se están suicidando, ya que la gente prefiere, naturalmente, no pagar, y los nuevos profesionales son mejores que los viejos.El secretario de la Universidad, que en un país burgués vestiría de correcto chaquet, lleva una blusa proletaria. Ninguna pedantería. Su llaneza y cordialidad identifican su aspecto con el de cualquier estudiante. Aquí la ciencia socializa e iguala a los hombres, mientras que en los otros países los diferencia y los separa.Un recorrido por los claustros, salas de clase, laboratorios, museos y bibliotecas. Me llama la atención, entre todos, el Museo Darwiniano y el de Psicología Comparada entre el hombre y las especies superiores. Balística experimental suficiente, para que la teoría evolutiva del origen de las especies derrote a la cristiana y a la griega.Al cruzar el patio principal, para abandonar la Universidad, aparecen a uno y otro lado los bustos en bronce de Marx y de Lenin. Son los dos grandes del nuevo pensamiento humano.

FIN


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