miércoles, 31 de diciembre de 2008

XI. FILIACIÓN DEL BOLCHEVIQUE - MARX Y LENIN - MÍTICA Y DOGMÁTICA REVOLUCIONARIAS

Transcripción : Pedro Pariona M.

RUSIA EN 1931
Reflexiones al pie del Kremlin

César Vallejo Mendoza




XI. FILIACIÓN DEL BOLCHEVIQUE - MARX Y LENIN - MÍTICA Y DOGMÁTICA REVOLUCIONARIAS

El fervor del bolchevique por la nueva vida contrapesa la prevención o incomprensión del ruso reaccionario, aniquilándolas o al menos neutralizándolas. Al subjetivismo contemplativo y baldado del reaccionario, opone el bolchevique un objetivismo pragmático, constructivo. Al espiritualismo estático, un materialismo dialéctico. Al absorbente individualismo, un colectivismo racional. A la abstención amarga, una saludable ofensiva creatriz. Su praxis desborda en excesos patéticos. Ignora la medida tinta. No es un sage, sino un desmesurado. Hiperbólico, sin aparato ni fanfarronería, es pintoresco y dramático, apasionado e implacable. Combativo y heroico, su ejecutoria revolucionaria de antes y después de 1917 ha fraguado en él hábitos permanentes de sacrificio un instinto cotidiana y permanente de grandes acciones. Al bolchevique se le ha comparado como tipo representativo de una secta social, con el fascista y sus derivados cosmopolitas: “camisas negras” , “cascos de acero” , ku-klu-klans, reimwerh-rens, kuomingrans, etcétera. ¿En que son comparables? ¿Es la estrategia? ?En la táctica? ¿En el jacobismo? ¿es la moral de los medios? ¿En la grandeza doctrinal? Fácil es, a los ojos del hombre libre, descubrir la diferencia histórica y esencial del bolchevique con todos los bandoleros del fascismo cosmopolita. Maso no es fácil descubrirla a los ojos del transeúnte más o menos imbuido de una tabla de valores contrarios a la vida comunista.En general, toda la psiquis, toda la conducta bolchevique son nuevas y diversas de la norma de todos lo demás tipos humanos de dentro y fuera de Rusia: ante la política, la economía, el trabajo, el amor, la religión, etc. no sólo me refiero a rol del bolchevique como unidad militante de la III Internacional. No sólo me refiero a ejercicio de su estatuto comunista, a sus funciones políticas dentro del partido Me refiero también a su simple y diaria conducta de hombre y de particular. Dentro de la concepción soviética del hombre revolucionario o simplemente político, todo es una misma cosa; la vida privada y la vida pública. Pero esto no quiere decir que el bolchevique invada la esfera del hombre particular hasta degenerar en un simple misionero de Lenin y de Marx, obsesionado y adsorbido totalmente por la fórmula revolucionaria. Ni aun dentro del partido, la conducta del bolchevique participa de la de miembro de una secta religiosa fanática y estereotipada, como afirma Luc Durtain. Aquello de los votos comunistas de obediencia y pobreza no pasa de una miopía del observador. Es pobre hasta que las condiciones económicos soviético mejoren y la permiten vivir mejor y holgadamente. Obedece, no por ciega esclavitud, a un dogma más o menos deportivo y místico sino por que comprende que, en régimen proletario, la mejor manera de ser libre es obedeciendo. Precisamente esta ausencia de carácter monástico y sectario en su rol social constituye una de las cualidades profundamente humanas del bolchevique. Ella quita a su condición particular lado asomo evangelistas o taumaturgo, ala clásica manera religiosa, por mucho que sus menores actos sean de inspiración esencialmente apostólica y de propaganda revolucionaria. El bolchevique sabe que para ser revolucionario hay que ser primeramente hombre, en el sentido integral de la palabra.El bolchevique se distingue de los demás sectores rusos, enta todo sobre todo, por su ejemplaridad revolucionaria. El bolchevique es el padre de la vida soviética. Es la abanderado de la causa proletaria. Es el pionner del socialismo sacerdotal y artístico. La abnegación y el sacrificio, la audacia y el tesón están a la base se su técnica vital. En el trabajo cotidiano de la fábrica, en su acción militante, en las circunstancias banales de su vida personal el bolchevique no piensa ni practica nada cino al servicio vicio de la causa revolucionaria. En el taller, es él un obrero que trabaja más que el obrero no bolchevique; que busca y desempeña lo más peligrosos oficios y consignas; que ayuda a sus compañeros, suple las faltas ajenas, gana menos, cuida de la fábrica como la cosa propia, disfruta de menos derechos y, no obstante, está siempre contento y entusiasta. Si se trata de cuotas o erogaciones, el bolchevique es quien aporta más y el primero. Si hay que doblar op triplicar la jornada, él da el ejemplo. si se proyecta una avanzada para adoctrinar y convertir otros núcleos de trabajadores indiferentes o contrarios en política, el obrero bolchevique formará igualmente el primero.En la emulación socialistas es él quien da la muestra y el estímulo. ¿Y en los comités y asambleas de fábrica? Las más complicadas funciones, las más recargadas labores. El mismo las reclama espontáneamente para si y las desempeña con grandes sacrificios de sí mismo y de los suyos. El bolchevique hace de esta manera figura de martirio. Los mismos compa ñeros de trabajo-los otros, los obreros simplemente soviéticos-le tienen lástima. Su actividad dolorosa, espontánea y apasionada, desconcierta a impone un respeto casi religioso.Sus obligaciones dentro del partido sujetan a disciplinas y regiones mucho más fuertes y severos.El bolchevique es un soldado. El partido es un cuartel. pero se trata aquí de un soldado que obedece a deberes e imperativos salidos de su propio temperamento social, y de un cartel. cuyas normas no son más que una proyección al exterior de la íntima contextura moral del individuo.Circunstancialmente, cuando veo en Rusia a un hombre realizar un acto heroico o asumir una actitud ancha y noble ante menudos obstáculos o mínimos tropezones de la vida, me digo: ésa es, de seguro, un bolchevique.Lenin vive en el alma del bolchevique como el prototipo acabo de lo que debe ser el revolucionaria puro, la vida de Lenin encarna , a los ojos , del bolchevique ruso , todas las virtudes del hombre entregado por entero al bien de la humanidad . Para encontrarle en este terreno pareja en la histeria , el bolchevique tiene que saltar muchos siclos atrás, hasta Jesucristo o Buda . Más acá sólo Marx se le parece . ¿Quién escribirá algún día el paralelo de estos dos grandes hombre?Estos dos creadores de la nueva humanidad ocupan en el corazón del proletario ruso el lugar que ocuparían dos dioses , de tener el socialismo carácter religioso. Una aureola sobrehumana rodea sus figuras , y no digo divina porque la revolución de la que ambos son los forjadores , tampoco es un movimiento celestial ni místico, sino de riguroso materialismo histórico. Cuidémonos de no mixtificar el sentido de los hechos ni los vocablos que los contienen. La revolución socialista y sus creadores no han pretendido ni pretenden traer al mundo una nueva versión teológica de la vida, sino simplemente una explicación y una fórmula nuevas de la justicia social. Marx y Lenin han podido exclamar con mucha exactitud: “Mi reino es de este mundo”. Las palabras “divino” “dios”, “religión”, “santo” carecen de sentido y de carta de naturaleza en el léxico marxista leninista. No andan, pues, cuerdos los buenazos escritores burgueses que, en este terreno, nos hablan del apocalipsis de San Lenin, de la nueva iglesia marxista, del evangelio proletario según San Stalin o según San Trotsky, y otras necesidades. Muchos de los propios panegiristas extranjeros del Soviet nos han llagado a hablar hasta de una iconografía del gran jefe. Y que circulan profusamente en Rusia. Esta es la mejor manera de Tergiversar por su base la dirección histórica de la revolución y de traicionar a sus creadores.Sin embargo, tampoco hay que desconocer la existencia en la revolución socialista de una nueva mítica y de una dogmática son igualmente de esencia y estructura materialistas; es decir, económicas. No hay que confundirlas con la mítica y la dogmática metafísica de las religiones. Los mitos "revolución", "proletariado", "Internacional", "capital", "masas", "justicia social", etc., son creaciones directas del sentimiento o instinto económico del hombre, a diferencia de los mitos "dios", "justicia divina", "alma", 'bien", "mal", "eternidad", etc., que son creaciones 'del sentimiento religioso. Los dogmas, en la doctrina socialista, proceden asimismo de una necesidad o conjunto de necesidades históricas de la producción, o jo que es igual, de la dialéctica determinista de la :técnica del trabajo. Ejemplo: el dogma de las contradicciones crecientes del capitalismo. Los dogmas, en religión, proceden de una necesidad o conjunto de necesidades subjetivas de maravilloso . Ejemplo: el dogma de la divinidad de Jesús. De aquí que mientras la mítica y la dogmática socialista se apoyan en verdades de rigurosa experiencia histórica, es decir, en verdades científicas y controlables prácticamente por la realidad cotidiana, la mítica y la dogmática religiosas se apoyan en simples verdades de fe, reveladas e incontrolables por la experiencia diaria.Conviene, pues, zanjar de una vez para todas las fronteras históricas y sociales entre la revolución proletaria y el proceso religioso de nuestra época. La primera no es un nuevo evangelio de fe, destinado a sustituir a las actuales creencias religiosas. Si la revolución socialista, al realizarse. debe rozar y luchar contra tales o cuales obstáculos sociales, derivados del sentimiento o interés religioso imperante en determinada colectividad, lo hará y lo hace solamente desde un plano político y económico. La revolución no toma ningún partido ni finca ninguna perspectiva sistemática y militante en contra ni en favor del sentimiento religioso, ni por su subsistencia ni por su fin. La palabra de orden "La religión es un opio para el pueblo" no tiene sino un alcance táctico de ofensiva contra uno de los más sólidos medios auxiliares de la explotación del trabajador, cual es el culto religioso. A la revolución proletaria no le concierne saber la suerte que tendrán las creencias religiosos en el porvenir. Esto sale de su esencia laica y de su praxis social de base. La resonancia y consecuencias religiosas de la revolución proletaria han de producirse por la dialéctica posterior y futura de las nuevas relaciones de la producción.



Blogalaxia



BlogsPeru.com